“Prolongar la cuarentena depende de capacidad hospitalaria y curva de contagios”
sábado, 4 de abril de 2020
El ministro de Salud, Fernando Ruiz, dijo que los laboratorios podrán empezar a procesar 15.000 pruebas del Covid-19 al día. Hasta hoy se han hecho 20.000 tests
Adriana Carolina Leal Acosta
A nueve días de que se cumpla el tiempo estipulado para la cuarentena nacional, el ministro de Salud, Fernando Ruiz, advierte que es posible que se tenga que alargar, pues todo depende de la capacidad hospitalaria que hoy está en proceso de fortalecimiento, y de si la curva de contagiados se ha aplanado lo suficiente en la segunda semana de abril.
¿Qué factores específicos les harán definir si se debe extender la cuarentena?
La decisión de prolongar esta medida depende fundamentalmente de dos factores: la capacidad hospitalaria que tengamos al comenzar la segunda semana de abril; y por otra, la curva de crecimiento de los nuevos casos. Si la capacidad hospitalaria está al tope y la curva no da señales de aplanarse aún, sería necesario prolongar el aislamiento preventivo unos días más. Si se aplana la curva y los hospitales han alcanzado una capacidad básica para atender pacientes con Covid-19, podremos permitir la reanudación de ciertas actividades antes de volver a tomar medidas similares.
¿Cuántas camas de cuidados intensivos hay en Colombia, y cuántas están ocupadas?
Cuando comenzó esta crisis, teníamos 5.300 camas en unidades de cuidados intensivos. Como los niveles de ocupación suelen ser elevados, implementamos una estrategia para darles un uso más eficiente. La mitad de esas camas ha quedado libre porque tenemos menos accidentes y menos infecciones respiratorias de las habituales gracias a las medidas de higiene, distanciamiento físico y aislamiento preventivo, y también debido al aplazamiento de las cirugías que no son vitales. Eso significa que tenemos unas 2.600 camas disponibles para los pacientes con Covid. Hasta el viernes a mediodía, solo 54 de esas camas estaban ocupadas. Esto va a seguir creciendo, y por eso vamos a seguir incrementando la capacidad.
Con los hospitales de campaña que se han anunciado, ¿cuántas camas nuevas habría listas?, ¿por la falta de respiradores esas camas no podrían ser de cuidados intensivos, como las usarían?
Nuestra recomendación con respecto a los hospitales de campaña es que, una vez la epidemia llegue a su fase crítica, alberguen a los pacientes con otras enfermedades o a pacientes con Covid leve. Las UCI requieren una estructura sofisticada. Por eso, su ampliación debe hacerse en los mismos hospitales. Tenemos un plan de optimización que implicará el mejoramiento de las unidades de cuidado intermedio para que se conviertan en UCI. Después de esto, entraremos a una fase de creación de nuevas UCI. Tenemos previsto contar con más de 10.000 camas en estas unidades.
Al haber pasado a la fase de mitigación, ¿empezarán a hacer pruebas aleatoriamente como sucedió en otros países?
Entrar en fase de mitigación significa que el virus está circulando en la población. Esto debe implicar un cambio de comportamiento en las personas. Todo el mundo debe asumir que es un potencial transmisor, y que todos los demás también son potenciales transmisores.
¿Cuántas pruebas de las 40.000 iniciales les quedan disponibles?
El Instituto Nacional de Salud ha realizado 20.000 pruebas. Aunque el mercado está más competido que nunca, logramos conseguir reactivos para seguir procesando, y, por su parte, los laboratorios departamentales de salud pública están comprándolos para poder funcionar. También contamos con los laboratorios adjuntos. Unos tienen sus propios reactivos y funcionan con sus contratos con las EPS, y otros darán apoyo a los laboratorios departamentales de salud pública. Si todos operan al ritmo que anunciaron, procesarían más de 15.000 pruebas al día.
En Guainía, Guaviare, Amazonas, Vichada y Vaupés no hay ni una sola cama de cuidados intensivos, ¿por qué se llegó a esto y qué harán a nivel nacional?
Primero, Colombia tiene un mayor número de camas de UCI por cada 100.000 habitantes que muchos países de Latinoamérica e incluso que varios europeos. Segundo, las desigualdades regionales en salud son históricas, y sus causas van más atrás del actual sistema de salud. La ausencia de UCI en algunos departamentos no es solo cuestión de infraestructura; también depende de las capacidades humanas.
Vamos a sortear esa dificultad de la mano de la Organización Panamericana de la Salud, con quienes instalaremos una UCI en cada uno de esos departamentos. Hacia el futuro, tendremos que conseguir que el talento humano temporal se vuelva permanente.
Ya a nivel nacional, tenemos un plan de optimización que implicará el mejoramiento de las unidades de cuidado intermedio para que se conviertan en UCI. Después de esto, entraremos a una fase de creación de nuevas UCI. Tenemos previsto contar con más de 10.000 camas en estas unidades.
¿Cuándo llegaría el pedido de los primeros 1.510 ventiladores que anunciaron y de qué depende conseguir más?
Ya tenemos asegurados más de 2.000. El cronograma de entregas va de abril a agosto. Ha sido muy difícil conseguirlos, porque el mercado mundial está muy competido.
El sistema de salud históricamente ha tenido problemas de insolvencia y está crisis ha obligado al estado a adelantar pagos e invertir mucho más de lo que se había hecho en años. ¿Luego de la crisis las cosas cambiarán?, ¿se mejorará el sistema en cuanto a calidad, más allá de la cobertura?
En un esfuerzo supremo, invertiremos $5 billones para pagar las deudas anteriores a marzo de 2019. Esto dará un respiro importante a los hospitales. Por supuesto, toda crisis genera oportunidades para el aprendizaje y la innovación. Seguramente, cuando superemos esta situación tendremos más habilidades en medicina ambulatoria y domiciliaria, en telemedicina y en el manejo integral de los pacientes.
Eso sí, seguiremos defendiendo esa conquista social que ha significado la cobertura universal. En esta coyuntura, la gente teme perder el empleo o parte de sus ingresos, pero nadie teme perder su patrimonio porque tenga que costear gastos de salud. Ese es un avance que debemos proteger y fortalecer.
Se ha criticado que las EPS sean las responsables de atender a las personas contagiadas o posiblemente contagiadas teniendo en cuenta los problemas de atención históricos que han mostrado gran parte de estás empresas. ¿Por qué no es el Estado directamente el que se encarga de hacer las pruebas o las gestiones para así también brindar confianza a la ciudadanía?
Creo que ese es un planteamiento falso: ni lo público es bueno per se, ni lo privado es malo per se. Si nos remontamos al pasado vemos que lo público no garantizó plenamente los derechos de los ciudadanos en otras crisis, y si venimos al presente podemos ver que algunas EPS están gestionando esta de una manera muy acertada. La capacidad de lo público es limitada. No existen estructuras capaces de coordinar la atención de millones de personas en las proporciones que requiere esta epidemia. Solo a través del sistema de aseguramiento podremos manejarla en este momento. Lo único claro por ahora es que la pandemia ha sido superior a los sistemas de salud, cualquiera que sea su naturaleza.
¿Qué opina de la dicotomía entre salud y economía? Es la primera vez que las decisiones se toman teniendo como prioridad indiscutible a la salud a cualquier costo. ¿Se tenía que presentar un episodio así para que se le diera esa importancia a la salud pública?
La Organización Mundial de la Salud define la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente como la ausencia de enfermedades. Todas las medidas que está tomando el Gobierno se enmarcan dentro de esa visión integral. No creo, sinceramente, que exista una dicotomía. Así que el desafío está en encontrar el mayor equilibrio posible entre lo físico, lo mental y lo social.