Economía

“Si no fuera por el cargo de confiabilidad, el país estaría apagado”, Ángela Montoya

Salud Hernández Mora

A estos temas se refirió Ángela Montoya, presidenta de Acolgen.

¿Se han quedado con la plata de los colombianos?
No. El cargo por confiabilidad, que es un modelo mundial, es un seguro para que las plantas siempre tengan un ingreso para operar y no es dinero público, lo pagan los usuarios vía tarifa. Es, de alguna manera, una planta térmica en reserva para fenómenos como El Niño. Pero debes tener el combustible, pagar la nómina, hacer el mantenimiento, que es costosísimo porque se alimenta con líquidos, carbón o gas. El dinero no está parqueado esperando ser gastado.

¿Es dinero que va a financiar al equipo suplente, por así decirlo?
Es como decir, James, siéntese pero cuando lo necesitemos, salte a la cancha con toda la fuerza. El cargo se paga anual. Codensa, por ejemplo, es recaudador y se lo da al sistema -XM que opera el mercado -y el sistema lo reparte. Este es un mercado muy regulado, no es verdad que sea una bolsa que esté guardada, es un cargo que recibes cada año, el dinero no ha sido acumulado. Se gasta en el Plan B.

¿Pero es un cargo altísimo?
Pero necesario porque el país cada vez acorta los espacios entre el fenómeno de El Niño, no acabamos con los efectos del anterior y ya estamos en el siguiente. Si no se hubiera utilizado el cargo por confiabilidad, el país estuviera apagado, así de claro. Se utilizó en lo que debía.

¿La gente cree que lleva muchos años pagando y cuando están ahogados, vuelven a pedirles plata?
Sí, hay una crítica que dice, si yo llevo diez años pagando la cuota de confiabilidad y el cargo está diseñado para cuando se necesite la plata, ¿por qué lo tengo que volver a pagar? Es que cuando se diseñó el cargo fue con gas y luego con un combustible líquido que daba un precio y se recibió esa plata. Pero hoy no tengo el gas y el diesel es importado con una tasa de cambio de $3.000 por dólar, y con un impuestos de 24%, que le pedimos al Gobierno quitar, por lo menos durante El Niño para que la pérdida no se siga agrandando. Y no lo quitan. Y está el problema de la frontera que encareció el diesel. Hay cuatro térmicas que están generando unas pérdidas monstruosas durante El Niño. Están asumiendo $2 billones, no pueden asumir $3 billones. Si no se consigue de alguna manera cubrir ese diferencial por el cambio de combustible, esas plantas salen del mercado y no tenemos como remplazarlas. 

¿A ustedes no les dan el gas que les habían prometido?
Dicen, no hay. Cuando se creó el plan de expansión, se decidió que 70% del mercado fuera hidráulico, es más barato y ambientalmente mejor. Tenemos la cuarta calificación en el mundo de emisiones limpias del sector eléctrico. Y el resto lo dividieron entre carbón y térmicas a gas, nunca se había hablado térmicas a líquido. El gobierno de la época decidió que se pusieran plantas de generación (con gas) en la costa y en el interior porque iban a haber gasoductos que atendieran esas plantas, pero eso no se llevó a cabo. Colombia tenía suficiente gas pero la demanda empezó a crecer de tal manera que está abastecido el sector industrial, domiciliario y el transporte, pero el sector eléctrico se quedó por fuera. En el fenómeno de El Niño no ha habido gas para las plantas térmicas.  Esas plantas estaban diseñadas para generar con gas y tuvieron que hacer una conversión tecnológica para operar con líquidos. Se volvieron plantas duales.

En el mundo al que vamos con más fenómenos del Niño que no saben cuándo terminan, ¿cómo van a ser rentables las empresas? Yo inversor no le meto un peso a una térmica
Si logramos pasar el fenómeno de El Niño y el país no se apaga, tiene que haber cambios regulatorios que tiendan a que esa pérdida se mitigue para que los inversionistas nacionales y extranjeros y los que están, sigan en el mercado. Si no, se van a otro país. El Gobierno Nacional se tiene que sentar a revisar el precio de escasez, que está muy bajo. Hay que sacar una política pública para ver cómo va a ser el suministro a futuro del gas a las plantas. Una solución para el año entrante es la planta de regasificación de gas importado que se está construyendo en la costa.

¿Y luego están las dificultades para grandes proyectos, como El Quimbo?
A varios les preguntas si vuelven a hacer una planta de ese tamaño y dicen: nunca.