Venta de drogas y extorsión, las rentas principales del crimen organizado en Medellín
viernes, 15 de diciembre de 2023
Una investigación que lideran miembros de la Universidad Eafit y de la Universidad de Chicago muestra cómo funciona el crimen organizado en la ciudad y sus rentas
En diferentes ciudades del país operan grupos de crimen organizado que representan una amenaza para la paz y el desarrollo y que, además, mueven dinero ilegal. En Medellín, las rentas del crimen organizado provienen especialmente de la venta de drogas y de las extorsiones, según los hallazgos de estudios de investigadores de la Universidad Eafit y la Universidad de Chicago: Christopher Blattman, Gustavo Duncan, Benjamin Lessing y Santiago Tobón.
La estructura del mercado del crimen organizado en Medellín se basa en pandillas de barrio, a las que se les llaman “combos”. El estudio ha identificado 400, de los cuales 350 están en Medellín y los otros 50 en Itagüí, Bello y otros municipios. En la estructura jerárquica, arriba de los combos hay 19 grupos a los que se les llaman razones o bandas, según explicó Tobón en el marco del vigésimo congreso de la IEA.
La principal renta es la venta de drogas, principalmente cocaína y marihuana, que se venden en las “plazas de vicio”, lugares que están altamente regulados por el crimen organizado. “Por ejemplo, los combos no pueden vender heroína ni bazuco en las plazas. ¿Por qué? Porque con el bazuco empiezan a llegar a habitantes de calle y se empieza a deteriorar el barrio. Si el barrio se deteriora, entonces ya nadie va a ir a comprar”, indicó Tobón. La regulación de este mercado no es solo en cuanto a quién vende, qué vende y cuánto vende, sino que también está en los precios.
Aunque es difícil saber el dato exacto de cuánto se vende por este concepto, a través de encuestas los investigadores han encontrado que hay plazas que liquidan hasta $100 millones diarios, aunque la cifra varía dependiendo del barrio.
“Varía mucho, desde esta plaza de $100 millones diarios, hasta plazas en barrios más pobres, que venden más o menos $50 o $60 millones en un mes. Que es pequeño comparado con el otro, pero no es poquito, sobre todo si uno piensa en un barrio de ingresos muy bajos. Y tenemos identificado que todos los combos tienen una plaza, por lo menos. Entonces hay más de 400 plazas en el territorio”, explicó Tobón.
La segunda renta más importante es la extorsión. Aunque en Medellín cada año se ponen entre 600 y 700 denuncias por este concepto, los investigadores estiman que son entre 140.000 y 150.000 hogares y negocios los que pagan semanalmente, recaudando sumas que pueden ser incluso superiores a los $150.000 millones al año.
“Más o menos los hogares pagan $5.000. Los negocios pagan cerca de $20.000, esto varía mucho en farmacias o negocios más grandes, que pagan $100.000 o $200.000 a la semana. En un estimado muy conservador de los montos que recaudan en estos cobros de extorsión en los barrios, sin incluir la extorsión a los buses y a otras cosas, que es otro negocio, estamos hablando de $100.000, $150.000 millones al año”, indicó el experto.
Otras rentas provienen de los préstamos paga diarios, la regulación del transporte informal, la venta de lotes informales, monopolios de productos legales (como las arepas, lácteos o licor), y medidas de orden y seguridad.
“Otros negocios importantes que también han crecido mucho en los últimos cinco, 10 o 15 años y tienen que ver con el ejercicio de cierto tipo de monopolios de productos legales, como arepas, huevos, lácteos, licor. Entonces hay barrios de Medellín donde solo se consigue una marca de arepas”, agregó el experto de la Universidad Eafit.
El negocio del gota a gota y los topes que se ponen alas “tasas de interés”
El estudio de estos investigadores también muestra que los combos (o pandillas) tienen una alta participación en el negocio del gota a gota, o los paga diarios, y que, además, regulan el negocio, estableciendo topes máximos en ‘la tasa de interés’. “También, por ejemplo, a veces les cobran a los que tienen paga diarios. Si yo tengo un paga diario en el barrio, el combo me cobra una plata, como una licencia de funcionamiento, y también me regula la tasa”, indicó Santiago Tobón, profesor en la Universidad Eafit.
*Invitada por la U.Eafit