Empresas

Con el Porsche 911 R, la firma alemana regresa al pasado

Ripe

Quizá por mala conciencia, Porsche ha querido desquitarse con este súper especial 911 R (con R de Racing), una versión limitada a 991 unidades que recoge en esencia lo que siempre ha sido este modelo: un deportivo derivado de la competición, de construcción ligera, con motor atmosférico de altas revoluciones.

Resulta curioso que en plena reconversión -obligada, bien es cierto- hacia los motores turbo (tanto en la gama 911 como en los 718 Boxster) llegue este 911 R con el motor seis cilindros bóxer atmosférico de cuatro litros del 911 GT3 RS bajó el capó con 500 caballos de potencia máxima. Aunque, a buen seguro, los puristas de la marca le darán la bienvenida alborozados. Y más aún cuando sepan que viene asociado a un cambio manual de seis velocidades.

Y no es para menos, porque este 911 R no es sino un GT3 ‘camuflado’ bajo una apariencia más amable y con un punto clásico, pero que esconde un auténtico purasangre.

Baste decir que estamos ante el Porsche 911 más ligero de toda la gama, incluido el 911 GT3 RS, al que aventaja en 50 kilos.

El secreto, muy sencillo. Carbono para el capó y las aletas, magnesio para el techo, plástico para las ventanillas laterales y el parabrisas trasero, eliminación de los asientos traseros, menor cantidad de materiales aislantes en el interior y hasta la radio o el climatizador como equipamiento opcional.

Así, los ingenieros de Porsche han conseguido 1.370 kilos en báscula, lo que permite al 911 R volar hasta los 323 kilómetros por hora y acelerar de 0 a 100 en 3,8 segundos. ¿Cómo gestionar este poderío? Pues con armas como el eje trasero direccional del GT3, un equipo de frenos cerámico de serie, control de estabilidad PSM adaptado a sus cualidades y una aerodinámica mejorada con un paragolpes y difusor traseros específicos de este modelo.