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Críticas y la renuncia de Calderón, el último problema para la alta gerencia de EPM

El nombramiento se hizo polémico y empezó con un escándalo por dudas en la hoja de vida, Panama Papers y ahora su renuncia

Daniela Morales Soler

Anoche renunció Alejandro Calderón Chatet, tras solo una semana desde que fue nombrado en la gerencia de EPM. El directivo señaló que luego de haber tenido una conversación con su familia sobre si debía seguir en el cargo, luego de afrontar señalamientos y diversas controversias por su nuevo rol, decidió entregar el cargo y no asumir su posición. Además, aseguró que las críticas y señalamientos están asociados a los "niveles de polarización que vive la ciudad". Por eso le envió una carta al alcalde de Medellín, Daniel Quintero.

Esta es la cara de una cadena de hechos desafortunados que han ocurrido en el gobierno corporativo de la empresa. Van 15 meses de gestión desde la llegada de Quintero a la Alcaldía, cargo desde el que ejerce como presidente de la Junta Directiva de Empresas Públicas de Medellín, y quien ha defendido la administración y las decisiones frente a la dirigencia del grupo, antes y después de que Álvaro Guillermo Rendón renunciara el pasado 1 de febrero argumentando presiones.

Este tan solo es uno de los capítulos que ha engrosado la lista de los problemas que ha tenido la alta gerencia de la compañía y que ahora la tienen de nuevo en el ojo público por la elección del sucesor de Rendón.

El nombramiento de Alejandro Calderón Chatet como nuevo gerente de EPM creó una tormenta de cuestionamientos. Una vez fue designado, su hoja de vida y trayectoria académica fueron puestas en entredicho. Con respecto a su experiencia, se le criticó que él mismo se acreditara por su trabajo en una empresa suya con activos mucho menores a los de EPM, que tuvo ingresos de $19,8 billones en 2020.

Con respecto a su educación, se discutió su paso por la Universidad de California Santa Bárbara que no fue certificado y que Calderón aclaró que fue un paso en su último año de pregrado de Economía en la Universidad de Montesquieu Bordeaux IV. A esto se suma que, para el cargo, el título de máster en Artes Liberales cursado en la Universidad de Harvard no ha sido convalidado en el país, aunque el proceso se inició en 2020.

Al gerente se le critica que esté vinculado con varias empresas offshore de Panamá. El representante a la Cámara, Jorge Gómez Gallego, afirmó que “está relacionado desde 2011 con al menos cuatro sociedades offshore en Panamá, con socios llamativos como José Silva y Dianeth Matos, reconocidos en los escándalos de los Panama Papers”.

Ante esto, Calderón respondió que “tuvieron vida jurídica, pero no tuvieron vida mercantil, es decir, no tuvieron actividad económica, ni estuvieron relacionadas con los Panamá Papers”.

Ante esto, exmiembros de la Junta Directiva de EPM enviaron una carta en la que sostienen que “es un hecho que los cimientos del gobierno corporativo de la organización, su confianza y reputación están en entredicho; enviando de paso, una señal equivocada al mercado, a las calificadoras de riesgo, al sistema financiero nacional e internacional, a empleados y demás grupos estratégicos”.

Sobre los cuestionamientos, incluso congresistas del Centro Democrático aseguraron que lo puesto en su hoja de vida “puede configurar el delito de falsedad en documento público”. Ante esto, son varias las voces que piden su renuncia o que se suspenda su nombramiento.

Pero este no es el único lío de la gerencia. En febrero de este año, Álvaro Rendón, entonces gerente de EPM presentó su renuncia y aclaró que lo hacía por no resistir la decisión del alcalde de demandar al Consorcio CC Ituango por $9,9 billones por los retrasos en la entrega de Hidroituango. Cabe recordar que este proceso sigue y está en un tribunal de arbitramento.

Incluso, la decisión judicial ocasionó que en agosto la Junta Directiva de EPM presentara su renuncia por no haber sido tomados en consideración para iniciar la demanda.

Otra polémica entre la administración y los constructores de Hidroituango se dio con la afirmación de Quintero de que la salida de Rendón se dio por la suscripción de una adición a un contrato con Camargo Correa que ostenta 55% de la participación del consorcio. En 2017, la constructora inició un proceso de reestructuración societaria integral ante las autoridades de Brasil y creó la filial Camargo Correa Infra Proyectos que sería la encargada de asumir el contrato del consorcio. Fue precisamente la filial a la que se le dio la adenda, y esta fue otorgada aun cuando ya estaba el pleito jurídico vigente.

Todas estas dificultades han generado incertidumbre sobre la independencia de EPM, que llevó a que Fitch Ratings bajara en agosto la calificación a BBB- por “una intervención mayor del propietario de EPM, la ciudad de Medellín, en la gestión de la empresa”.

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