Durante el primer semestre de este año, la creación de empresas disminuyó 31,89%
lunes, 10 de noviembre de 2025
La incertidumbre macroeconómica también ha hecho lo suyo. La inflación, los cambios de rumbo político y los riesgos fiscales han enfriado el apetito por emprender
Un informe sobre la Dinámica Financiera–Empresarial en Colombia puso sobre la mesa una realidad que preocupa: el emprendimiento en el país atraviesa uno de sus momentos más difíciles. Durante el primer semestre de 2025, la creación de empresas cayó 31,89% frente al mismo periodo del año anterior.
Según el estudio, en junio de este año se registraron 4.038 nuevas empresas, frente a las 17.750 del mismo mes de 2024. La caída golpeó incluso a los territorios más dinámicos del país: Bogotá retrocedió 17%, Antioquia cayó 30% y el Valle del Cauca, 38%. Los sectores más afectados fueron el comercio, la construcción, la manufactura y el alojamiento, todos con disminuciones superiores al 30%.
“Cuando las empresas dejan de nacer, la economía pierde su pulso vital”, dice uno de los investigadores del informe. Y es que detrás de cada porcentaje hay historias de emprendedores que no lograron acceder a un crédito, de microempresarios que vieron crecer sus deudas o de inversionistas que prefirieron esperar antes de arriesgar.
El documento explica que uno de los principales factores detrás de esta tendencia es el alto nivel de endeudamiento. “Muchas compañías están atrapadas entre tasas de interés elevadas y bajos márgenes de rentabilidad. Cada peso que se va en intereses es un peso menos para crecer”, señala el estudio.
A esto se suma la dificultad para acceder a crédito, especialmente para las micro y pequeñas empresas. “El crédito sigue siendo un privilegio, no un derecho. Y sin liquidez, la empresa pequeña no crece, se estanca o desaparece”, advierte uno de los analistas consultados.
La incertidumbre macroeconómica también ha hecho lo suyo. La inflación, los cambios de rumbo político y los riesgos fiscales han enfriado el apetito por emprender. “El inversionista colombiano está a la expectativa. Hoy prefiere guardar su capital antes que ponerlo en juego en un escenario de tanta volatilidad”, agrega el informe.
El impacto se siente directamente en los estados financieros del país. Menos empresas significan menos ingresos operacionales, menor generación de riqueza y más desequilibrios en los balances. “Vemos casos en los que los pasivos ya superan los activos. Es una señal clara de vulnerabilidad”, explica uno de los autores del estudio.
Menos empresas implica menos empleo, y menos empleo significa más informalidad y menos ingresos para los hogares. “Cuando no se crean empresas, no se crean oportunidades. La gente busca sobrevivir como puede”, comenta un economista. En departamentos como Huila, Tolima y Cauca, la creación de empresas cayó un 100%, una cifra que retrata, más que un dato estadístico, una economía local que se detuvo.
El informe destaca un dato alentador: las renovaciones del registro mercantil aumentaron 4% durante el primer semestre del año. “Esto muestra que, aunque haya menos emprendimientos nuevos, quienes ya existen están apostándole a la formalidad, a resistir y a sostener su negocio en el tiempo”, señala el estudio.
Para revertir la tendencia, el documento propone una hoja de ruta clara: reformas financieras que bajen las tasas de interés y abran el acceso al crédito, programas de capacitación para que los emprendedores aprendan a leer sus propios estados financieros, y políticas de apoyo a sectores emergentes como la tecnología, las energías limpias y la economía creativa. “El país necesita volver a creer en sus emprendedores”, se lee en una de las conclusiones.
El llamado final es contundente: “La caída en la creación de empresas no es una coyuntura, es una advertencia. Si no se actúa pronto, el deterioro se verá reflejado en los balances nacionales, en el empleo y en la competitividad del país”.
En medio de la incertidumbre, el mensaje parece claro. Colombia necesita recuperar la confianza para que las ideas vuelvan a transformarse en empresas, y las empresas, en motores de progreso. Porque, como concluye el informe, “cuando los emprendedores se detienen, también se detiene la economía”.