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El negocio de las aerolíneas low cost cada vez toma más vuelo en América

Las mejores perspectivas para el desarrollo de las líneas de bajo costo las tienen Perú, Colombia, Argentina y Chile.

Gestión - Lima

Las aerolíneas de bajo costo experimentan un fuerte crecimiento en América, donde ocupan ya uno de cada tres asientos al año y se espera otro repunte en 2018 impulsado por la recuperación económica regional y el interés de gigantes del transporte aéreo por una parte del "pastel".

El auge por este modelo se acaba de confirmar con la entrada en operación de la argentina Flybondi y la dominicana Flycana, así como de la canadiense Swoop, que se unen a otras que buscan ahora expandirse como Viva Air, Volaris, Azul y Wingo.

Según cifras de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), las "low cost carriers" (LCC) alcanzaron el 35% de los asientos volados en 2017 en Latinoamérica, cifra similar a la de Norteamérica (34 %), donde emergieron en los años setenta.

En América Latina, el segmento ya mueve "casi 100 millones de pasajeros al año", explicó Luis Felipe de Oliveira, director ejecutivo de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA), quien ubica a Brasil y México como los líderes.

Las líneas de bajo costo representaron en México el 65.6 % del mercado nacional y 13 % del internacional en 2017, según la Cámara de Aerotransportes, con Volaris a la cabeza (17.2 % de las rutas dentro y fuera del país).

Brasil, donde el "low cost" constituye 57 % del mercado, cuenta con Gol y Azul, "que transportan más de 50 millones de pasajeros al año entre las dos y tienen planes sólidos de crecimiento ante la recuperación de la economía", destacó Victoria Huertas, directiva de la multinacional de tecnología para la industria Amadeus.

Tras ellos, las mejores perspectivas las tienen Perú, Colombia, Argentina y Chile, país en el que se estrenó a mediados del año pasado Jetsmart, con vuelos internos y ahora una ruta a Lima, y donde un 45 % del crecimiento del transporte aéreo desde 2015 se atribuye a Sky Airline.

Esta línea chilena de bajo costo tiene rutas locales y vuelos a Lima, Montevideo, Uruguay solo dispone de esa firma en ese segmento, y varias ciudades argentinas.

Colombia también ha crecido en viajes aéreos con la presencia de Wingo y Viva Air, que en 2017 transportó 3.5 millones de pasajeros del total de 25.6 millones que se movilizaron en rutas domésticas.

Viva Air (antes Viva Colombia) incursionó además en Perú, donde prevé transportar un millón de personas este año, y no se descarta que en su ambicioso plan de expansión, que incluye la compra de 50 aviones, apunte a mercados como Bolivia, donde no existe ninguna opción de este tipo.

"Las tarifas más bajas atraen a personas que usaban el transporte terrestre o que no viajaban en absoluto y a esto ha contribuido la liberalización del mercado en algunos países", dijo a Efe Perry Flint, portavoz de Iata.

El campo está más frío en Centroamérica, donde Volaris tiene presencia en El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Costa Rica, junto a varias estadounidenses, ante la salida de Viva Air y Wingo de algunos destinos.

"El modelo mantiene desafíos regulatorios y cambios y según las condiciones se debe evaluar la viabilidad de rutas", explicó a Efe el argentino Félix Antelo, nuevo CEO de Viva Air, firma que dejó de operar en Panamá el 20 de mayo por el elevado costo de una tarifa aeroportuaria.

En Panamá sí se mantiene Wingo, una firma de Copa Airlines que con un año y medio de creada ha transportado a más de 1.3 millones de pasajeros, con destinos en México, Cuba, República Dominicana, Ecuador, además de viajar a Aruba y ser la única "low cost" con ruta Bogotá-Caracas.

Sin embargo, en naciones como Ecuador las LCC no terminan de afianzarse, en parte por las políticas proteccionistas.

Para Marcelo Bento Ribeiro, director de Alianzas de la brasileña Azul, es precisamente "el ambiente político, regulatorio y de protección al consumidor el que genera más desafíos" al bajo costo, sumado a la infraestructura inadecuada y las altas tasas de embarque.

Algunas de esas dificultades se presentan en Canadá, donde abrió operación Swoop a la vez que cerraban CanJet, Jetsgo y Zoom; y en Cuba, donde tras la reanudación de vuelos comerciales con EE.UU. en 2016 comenzaron a operar Southwest, Spirit y Frontier, pero esas dos últimas se retiraron porque la demanda no fue la esperada.

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