Empresas

El sello que se inspira en la tauromaquia cumple 50 años

Vanessa Pérez Díaz

El descontento con los vehículos Ferrari que sintió el vendedor de tractores Ferruccio Lamborghini, sentimiento que aprovechó para crear un nuevo negocio, hoy cumple 50 años.

Pocos hubiesen apostado que de la frase que Enzo Ferrari le dijo a Lamborghini, cuando éste último se quejaba de sus autos (“Un fabricante de tractores no puede entender de autos deportivos”), saliera una de las marcas de lujo más importantes en el mundo.

Además de los potentes motores V12 que desarrolla la marca italiana, los nombres de los modelos del sello Lamborghini son una de las cosas más llamativas. ¿La razón? Su fundador era un amante de la tauromaquia de donde se inspiraba para darle vida a los autos.

Es así como el Lamborghini Miura, que surgió entre 1968-1971, rinde honor a un antiguo criador de toros bravos; o el Lamborghini Islero (1968), cuyo nombre se tomó del toro que mató al torero Manolete; o el Lamborghini Diablo, con el que se hizo lo mismo pues responde al nombre de otro toro que enfrentó el torero Chicorro. Las denominaciones no paran, pues en la lista también destacan modelos como el Gallardo, el Murciélago y más recientemente el Lamborghini Veneno.

Aunque los deportivos y veloces autos de Lamborghini son para un nicho de consumidores muy exclusivos, la marca ha logrado mantenerse estable económicamente. Hace 10 años, cuando cumplió los 40 años, anunció que había alcanzado cuadruplicar sus ventas.