“La desaparición de unos jugadores hace parte de la destrucción creativa del capitalismo”
sábado, 22 de marzo de 2014
Germán Corcho Tróchez
El superintendente de Sociedades, Luis Guillermo Vélez, asegura que la misma dinámica del mercado lleva a que algunas empresas requieran de un proceso de reorganización, para mantenerse en competencia y, en especial, ajustarse a los cambios que impone.
“Sobre todo si es un sector de la economía nuevo, donde hay jugadores entrando y puede haber volatilidades de precios e irrupción de tecnologías nuevas. Eso hace que algunos jugadores, simplemente, tengan que desaparecer. Se llama la destrucción creativa del capitalismo”, aseguró el funcionario en entrevista con LR.
¿Para qué le sirve a una empresa acogerse a la Ley de reorganización empresarial?
En una economía de mercado abierta, siempre habrá compañías que estarán en insolvencia. Es totalmente normal, inclusive en tiempos de prosperidad económica, que algunos sectores y algunas empresas tengan dificultades que se deban al entorno, pero también a la forma como han sido manejadas y cómo tienen su estructura financiera con el producto que se está desarrollando. Son muchas las razones. El proceso lo que busca es que se le dé una oportunidad a la empresa para que pueda refinanciar el pasivo con el visto bueno de los acreedores y se conserve la fuente de pago y, en consecuencia, el empleo.
En este caso hablamos de que en el último año son más de 200. ¿Eso es bueno o malo para la economía nacional?
Básicamente, las estadísticas han sido las mismas desde hace por lo menos cinco años. Los sectores van cambiando. Hace tres años había un gran problema en el floricultor, problema que está muy superado en este momento. Sucedió que se dio un proceso de consolidación, había alrededor de 250 empresas, y hoy quedarán unas 90. Sin embargo, los montos exportados y los empleos se han aumentado en todos los años. O sea, hay menos empresas, están más consolidadas, son más sólidas y competitivas, y han generado más exportaciones y empleos que cuando había más.
Hay sectores que han tenido dificultades: servicios petroleros y mineros las tuvo hace unos meses, mientras hubo un movimiento en los precios, y también se ha venido consolidando. Esas crisis son oportunidades para que las empresas sean más eficientes, sólidas, competitivas y sean más empresas. No hay que tenerle ningún tipo de temor ni miedo a un proceso de insolvencia. Siempre va a ocurrir en una economía de mercado que un número de empresas va a fracasar.
Un sector con más actividad está más expuesto a que sus jugadores sean insolventes…
Pues sí, sobre todo si es un sector de la economía nuevo, donde hay jugadores nuevos entrando y puede haber volatilidades de precios e irrupción de tecnologías nuevas. Eso hace que algunos jugadores, simplemente, tengan que desaparecer. Eso se llama la destrucción creativa del capitalismo.
¿Quiénes se encargan de hacer estos procesos?
La Superintendencia aquí actúa como juez, como autoridad jurisdiccional en esta materia. Las empresas que tienen problemas acuden a asesores especializados para reestructurar sus deudas con sus acreedores, hay una suspensión temporal que dura aproximadamente ocho meses de los embargos y las ejecuciones de la compañía, y la idea es que los acreedores, más una mayoría simple del 50% más un voto, puedan refinanciar el pasivo y asegurar el pago con la actividad de la compañía.
¿Esos procesos tienen un tiempo promedio?
El acuerdo se demora un promedio de seis meses a un año. Y la reestructuración se hace normalmente por periodos de menos de 10 años.
¿Cuáles son las causas más comunes para que las empresas pidan una reorganización ante la Superintendencia?
Puede haber de todo: alto endeudamiento, mal manejo del apalancamiento financiero, malas decisiones de negocios, inversiones desproporcionadas, nuevas tecnologías en el mercado, competencia interna o externa, problemas de asociación en la administración, problemas de socios y una alta carga laboral, pues muchas tienen unas por convenciones colectivas muy pesadas que las hace menos competitivas.