Lo que pocos saben de la vida de Nicanor Restrepo

En 1993 la prestigiosa Revista Forbes dedicó un especial al Sindicato Antioqueño bajo el título “Club Medellín”, en este texto se comparaba la composición con el legendario grupo japonés Mitsuhishi. En el artículo destacaron la trayectoria de Nicanor Restrepo y su dedicación para consolidar el mayor grupo económico del país.

Restrepo se caracterizaba porque sus oficinas eran decoradas bajo parámetros de austeridad, algo poco común en la época. Los más cercanos aseguraban que su oficina era un reflejo de su personalidad marcada por la sencillez, un ejecutivo discreto de bajo perfil, amante de la literatura francesa, recitaba poesía de memoria y reservado con su vida privada.

Una vez se dio la creación del Sindicato Antioqueño, bajo el esquema de propiedad cruzada, en 1996 el conglomerado facturó 6.150 millones de dólares, lo que en su momento correspondía al 8 por ciento del Producto Interno Bruto de Colombia.

Para un reportaje en la Revista Don Juan le preguntaron cómo le explicaría sus nietos el origen del Sindicato Antioqueño a lo que él respondió, “había una vez un país que estuvo en peligro de que los vecinos vinieran, se apoderaran de lo que tenían y los despacharan. Entonces la gente que vivía allá se puso de acuerdo para no dejar que se quedaran con todo. Finalmente lograron conservar su territorio, seguir unidos y crecer mucho”.

Como dato curioso en 1997 cuando Juan Manuel Santos se fijó la meta de llegar a la Presidencia en las elecciones del año siguiente, el entonces ex Ministro contactó a Nicanor Restrepo para que con la ayuda de Luis Carlos Villegas, Juan Manuel Ospina y Jorge Visbal asesoraran un eventual proceso de paz que involucrara a la guerrilla de las Farc, al ELN y al EPL.

Como estas negociaciones no se concretaron, finalmente Restrepo fue elegido como tesorero de la campaña de Andrés Pastrana en Antioquia. Una vez ganadas las elecciones, Restrepo fue uno de los más destacados negociadores de paz en la primera fase de las conversaciones.

Su personalidad arrolladora fue el sello más lo destacó en el proceso de negociación y al que mucho le endosaban el éxito que se tuvo en las primeras etapas. En una de las cientos de reuniones los guerrilleros de las Farc hicieron el comentario que les encantaría una bandeja paisa. Y a los pocos días Restrepo Santamaría llegó con todos los ingredientes listos para preparar un tradicional almuerzo antioqueño.

Dada su trayectoria en este campo el presidente Juan Manuel Santos lo invitó a hacer parte de los negociadores de La Habana. Halagado con el ofrecimiento solo puso como condición que no tuviera protagonismo, sin tiempo completo y no exponerse a alto riesgo, pero ninguno de los tres requisitos estaban incluidos en la propuesta.

Los más allegados a Restrepo relatan que en 2004 cuando decidió dejar la Presidencia de Suramericana, para irse a sus 60 años de edad a cumplir su sueño de hacer un doctorado en sociología en París, y también hizo un postgrado en la vida cotidiana. Como estudiante con morral en mano hacia mercado, cocinaba, pagaba la renta y lavaba platos en su casa; actividades que poco y nada había desempeñado en su vida de alto ejecutivo.