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Los recuerdos y la nostalgia son el motor del éxito de Gaira Café Cumbia House

Ian Farouk Simmonds

Quienes son oriundos de las regiones de Colombia acentúan aún más esa sensación en una ciudad como Bogotá. Dos hermanos Guillermo y Carlos Vives Restrepo, arrastran esas emociones desde la bahía de Santa Marta. En esa misma ciudad se gestó en 1992, esa máquina de remembranzas que hoy se ha convertido en uno de los espacios de ocio más importantes de la capital: Gaira Café Cumbia House. 

Cuenta el menor de los Vives que ese primer intento, motivado por el cariño a la tierra en la que nacieron, no duró mucho tiempo pues tanto él, como su hermano se dedicaron, cada uno, a sus actividades particulares: Guillermo se fue a estudiar a Nueva York mientras Carlos empezó a viajar por todo el mundo con su exitosa música. 

Tras años de estudio y preparación volvió a establecer ese pequeño café memorable que habían creado tiempo atrás en Santa Marta. Esta vez fue en Bogotá, con un concepto adicional: El Cumbia House, un sitio donde disfrutar de la mejor música en vivo hecha por artistas locales. 

“De ahí en adelante se ha generado una aceptación muy grande entre colombianos y extranjeros. A mí me produce mucho sentimiento que haya tenido esta aceptación”, recalca Guillermo Vives, quien además señala que para él “es un honor inmenso trabajar con la cocina de nuestra nación y la música de nuestro país”. 

Y es precisamente, ese trabajo constante con la gastronomía y los ritmos de Colombia donde radica el éxito de este proyecto de familia. En 16 años de existencia, Gaira Café Cumbia House se ha dedicado a recordar, en cada uno de sus platos y espacios a aquellas personas que han hecho algo importante por el folclor de nuestro país, por aquellos personajes que hicieron mella y remueven los recuerdos de otras épocas en otros lugares. 

La carta da fe de esto. Por ejemplo, una punta de anca acompañada con arroz de coco, plato denominado ‘posta de la tía Mary y Ceci’, “habla de la cultura del Caribe colombiano. Es un homenaje a dos familiares cercanas que se fueron a vivir a Cartagena y de las cuales tenemos gratos recuerdos”, explica Vives, quien deja claro que procura cuidar y preservar la frescura de cada plato que sirve. 

“La idea no es crecer en una carta, pues cada plato es como un hijo más que debes cuidar y si hay un menú muy extenso, el trabajo se vuelve muy difícil pues produces mucha comida y pierdes calidad. Muchos restaurantes caen en el error de crear una cantidad impresionante de platos y, tarde o temprano, el sitio empieza a decaer pues es totalmente imposible que esos platos sean todos frescos”, asegura.

Más que negocio, pasión

La visión de negocio de los Vives con Gaira Café Cumbia House es muy clara. No piensan en volumen, más bien en experiencias. “Si me preguntan a mí como a mi hermano, responderemos algo muy claro: No creamos un sitio para vender, aunque se venda. Hicimos un proyecto de vida, donde juntamos nuestras pasiones, la música y la comida. Cuando uno trabaja con cariño y plasma lo que es en el lugar, las cosas por sí solas van marchando”, añade Guillermo. 

Basados en ese concepto, la expansión del proyecto no es algo que los descreste pues, tal y como reconoce Guillermo, “ pensamos que este lugar (Gaira Café) todavía no está terminado”, comenta entre risas. 

Entre los planes a futuro está la apertura de dos nuevos puntos en Bogotá para abastecer la demanda que ha generado el restaurante. El concepto de las sucursales, aclara Guillermo Vives, solo sería Gaira Café, pues Cumbia House, es el elemento musical que puede encontrarse solo en la sede principal.

Gaira Café Cumbia House cuenta en la actualidad con 30 empleados. Puede albergar, en una fiesta, a poco más de 400 personas. Para disfrutar de una cena, el restaurante dispone de una capacidad de hasta 180 personas.