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Mi visión de la Andi, por Alberto Velásquez M

Alberto Velásquez M.

Hace 70 años, bajo el gobierno de Alfonso López Pumarejo, se creó en Medellín la Asociación Nacional de Industriales.

Fue su primer presidente Cipriano Restrepo Jaramillo, entonces Gerente de Coltabaco. Le sucedió José Gutiérrez Gómez, uno de los símbolos del civismo antioqueño. Más tarde desfilaron por la presidencia de la Andi, Jorge Ortiz, Alejandro Uribe, Ignacio Betancur, Luciano Elejalde, Luis Prieto, Fabio Echeverri, Carlos Arturo Ángel y Luis Carlos Villegas. Se rompió la tradición de la presidencia de la Andi en manos del llamado país paisa, con la elección de Bruce Mac Master.

Si bien ha tenido la Andi como norma guardar “una completa paz y neutralidad en sus relaciones con el gobierno” como lo escribe el historiador Poveda Ramos, no pocos sobresaltos le han cruzado por su periplo institucional.

Uno de los momentos difíciles fue la relación de la Andi con el gobierno de López Michelsen (1974-1978). El proyecto de reforma laboral promovido por ese gobierno produjo una fuerte reacción del entonces presidente del gremio, Fabio Echeverri, hombre de recio carácter y sin ningún asomo de medias tintas. Glosó, con el respaldo de su junta y de sus afiliados, la reforma populista que impulsaba la entonces ministra de Trabajo María Elena de Crovo. Fue una dura controversia que luego se trasladaría al Ministerio de Hacienda, y a raíz de la apertura económica elaborada sin selectividad ni gradualidad. Años más tarde, ya como política de Estado la Andi participaría en las mesas de discusión para obtener la liberación del comercio a través de tratados internacionales entre países, esencialmente con los de la zona andina y México.

Bajo la dirección de Carlos Arturo Ángel, la unidad de la Andi estuvo en peligro. Un grupo de empresarios antioqueños encabezados por Fabio Rico Calle, entonces presidente de la Compañía Nacional de Chocolates, se opuso al intento de trasladar la presidencia, que residía en Medellín desde su fundación, a Bogotá. La controversia fue intensa pero al final se logró mantener la cohesión sin el retiro de las empresas antioqueñas, amenaza latente de la región para defender la prerrogativa de conservar la presidencia -así hoy sea en teoría- en la capital de Antioquia.

En estos 70 años, muchas iniciativas laborales y académicas importantes tuvieron su iniciación en el seno de la Andi. Algunas de las prestaciones sociales hoy consagradas por ley fueron impulsadas por miembros de su junta directiva. Su participación en la promoción de nuevos talentos empresariales y en la fundación de centros universitarios tan importantes como Eafit ha sido evidente.

Siempre ha reconocido esta agremiación que lo que es bueno para el país lo debe ser para los industriales.

Por eso ha participado en diversos procesos de paz como el de Belisario Betancur, el de Virgilio Barco, en el cual Fabio Echeverri como presidente de la Asociación hizo parte de la comisión de notables. Más tarde en el Consejo Nacional de Paz en el gobierno de Ernesto Samper estuvo Luis Carlos Villegas, hoy embajador de Colombia en los Estados Unidos.

Hoy en general los gremios han perdido influencia. Como muy bien lo anota Nicanor Restrepo, “coincidiendo con la pérdida de la influencia de los empresarios en la conducción política, se fue erosionando el poder de las asociaciones patronales tradicionales, especialmente las de la Andi, SAC, Fenalco. Esta erosión se produjo, en parte, por su atomización y su consecuente pérdida de representatividad, y en parte por el fortalecimiento tecnocrático de los gobiernos…”.

Esta es una historia a brochazos de una entidad que aun cuando haya perdido influencia en la vida nacional, sigue siendo la más importante entre los gremios del país.

En estos 70 años, muchas iniciativas laborales y académicas tuvieron su iniciación en el seno de la Andi.