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Se abrió la "Cápsula" que recuerda a Steve Jobs

Colprensa

Una colección ecléctica. El cubo de Rubik, un par de CD de The Moody Blues, una copia de la revista Vogue, 6 latas de cerveza Ballantine y el mouse del Apple Lisa. Esto fue lo que se decidió guardar hace 30 años, en una especie de cápsula del tiempo, que resultó estar en forma de tubo de cuatro metros de longitud. Allí estaba Steve Jobs, fundador de Apple.

Fue enterrada durante la conferencia internacional de diseño, que se realizó en Aspen, en 1983, que tenía el título, "El futuro no es lo que pensábamos". Fue profético: estaba presupuestada para que se destapara en 2003, pero vio la luz este 2013, cuando el fundador de la compañía de la emblemática manzana ya había fallecido. 
No había precisión sobre el lugar exacto y el terreno ha cambiado. Pero, con ayuda de la "vieja matemática" y el equipo original que participó en el "entierro", entre ellos, Harry Teague, se logró hallar el tesoro. 
"Estaba cargada con cosas de tipo cultural e históricas, pero el mouse de uno de los nuevos computadores Apple Lisa, que tiró Steve Jobs a último minuto, resultó uno de los ítems más icónicos", dijo Teague, en un comunicado que divulgó National Geographic. 
Se acompañaron, además, del equipo de Diggers, el programa de National Geographic, con quienes grabaron todo el proceso, y que se podrá ver en uno de los episodios de 2014. 
No obstante, todo el material, que es como una pintura de la década de los 80, será cuidadosamente desempacado y clasificado por la Sociedad Histórica de Aspen con la ayuda del arqueólogo de Diggers, Michael Durkin. 
Para los seguidores de los productos de Apple, como Carlos Arbeláez, Coordinador de Plataformas Tecnologías del Proyecto 50, de la Universidad Eafit, el mouse del Apple Lisa fue, en su momento, "una innovación en el ambiente gráfico para un computador". Precisa que marcó el paso con innovación, al punto que les tomó mucho tiempo a los competidores seguirlo. 
"Este es el ADN de Apple: innovar con tecnología que los demás quieren imitar". 
Un sello que no se pierde ni aún enterrado bajo tierra.