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Una decisión crucial para el futuro tecnológico del país

Rodrigo Lara

Si el espectro fuera ilimitado, cabría un número ilimitado de operadores en los mercados de telefonía móvil.

Pero como el espectro es escaso, los gobiernos deben ser muy cuidadosos a la hora de asignarlo: una repartición ineficiente de un bien escaso como este, puede significar el atraso tecnológico de una nación y el aumento de la brecha digital.

El Gobierno Nacional cuenta con un plan de masificación de las TIC reconocido como el mejor del mundo por la Global System Mobile Association (Gsma). El objetivo final de este plan es masificar la internet de banda ancha a la población más desfavorecida para cerrar la brecha digital.

¿Cuál es el requisito sine qua non para lograr este objetivo?
Simple, una adecuada asignación del espectro. Si las bandas de espectro que el Gobierno piensa asignar en la próxima subasta, caen en manos de una empresa sin el capital y la capacidad técnica para invertir en redes que cubran al territorio nacional, las metas gubernamentales difícilmente se podrán cumplir y los perjudicados serán los colombianos más pobres.

Un operador entrante no significa, como pensaríamos a priori, ni más competencia, ni mejores tarifas, ni mejores servicios. Francia cuenta con tres operadores, y muy cuidadosamente está contemplando en este momento si en su mercado caben cuatro. En América Latina, excepto Brasil por supuesto, ningún país cuenta con más de cuatro operadores. Colombia cuenta hoy con cuatro operadores de telefonía móvil.

Asignar preferencialmente una franja del escaso espectro a un quinto operador entrante puede significar una entrada ineficiente al mercado: un trato preferencial resultaría en la llegada de un operador poco eficiente (como ha ocurrido en subastas con franja reservada para entrantes en Estados Unidos y Canadá) sin capacidad real de sacarle el jugo al espectro.

Por añadidura, entregarle una franja preferencial a un entrante sin músculo, tiene el costo de privar de espectro a un operador presente en el mercado que ha invertido miles de millones de dólares en redes locales y emplea a miles de colombianos. Privar de espectro a un operador establecido que le ha cumplido al país con sus inversiones, significa condenarlo al atraso tecnológico.

Sacrificar espectro en manos de una eventual pero incierto nuevo operador sería un grave error. Colombia tiene las tarifas de voz más bajas de América Latina y una cobertura de 103% de la población. 80% de los usuarios de la telefonía móvil están en los estratos uno, dos y tres. Los operadores actuales lograron que el celular entrara a la canasta familiar.

Tenemos 17 millones de usuarios de internet móvil, es decir 36% de la población. El reto ahora es llegar al 100% de la población con tecnologías de nueva generación. El camino directo es proveer de espectro a los operadores que ya demostraron con sus inversiones y su fe en el país que tienen la capacidad de masificar las comunicaciones móviles de voz.

Entregar espectro para que sea subutilizado o simplemente para que termine parqueado, nos desviaría del acertado rumbo de inclusión tecnológica que se ha fijado el Gobierno Nacional y llevaría al país a la exclusión digital y al atraso tecnológico.