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Utilidades de las EDS son marginales

José Alberto Arias tabares

Al final vender un galón de gasolina representa entre un 80% y un 85% del margen es decir entre $500 y $532.

Aquí no puede mirarse el nivel de eficiencia en operación, administración y mantenimiento, toda vez que estos son costos fijos en los que incurre toda estación de servicio.

Como se puede apreciar la utilidad neta es del orden del 1,33%; escasamente $108.

¿Cómo hacen las estaciones que venden la gasolina y el Acpm $250 y $350 por debajo del precio de resolución?

Hoy más del 70% de las EDS de los grandes centros de consumo están por debajo del precio de referencia, muy a pesar de contar con un régimen de libertad vigilado que permite fijar libremente los precios.

¿Estamos ante una práctica de precios predatorios de las compañías multinacionales y grupos económicos que buscan reventar el mercado, sacar a los pequeños propietarios y crear un oligopolio?

Este fenómeno no es nuevo y casos como el de Argentina y Chile tienen que ponernos a reflexionar si eso es lo que quiere el país.

Ahora bien, para las EDS de los 1.074 municipios con régimen regulado, incluyendo las de zona de frontera, la situación es peor puesto que no sólo tienen que sobrevivir con escasos volúmenes y bajos márgenes sino que también tienen que competir con pimpineros, en el caso de los municipios fronterizos, y carteles de la gasolina al interior del país; no es sino atravesar el departamento del Cesar para ver la magnitud del problema; EDS fantasma que sucumbieron ante la ilegalidad. 

¿Dónde está la institucionalidad en estas regiones? Por eso es que antes que expedir normas, que complican el ejercicio de la distribución minoristas de combustibles; que son dictadas por la Organización Mundial del Comercio (OMC); la Organización Internacional de Metrología Legal (Oiml); la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde); o que son fieles copias de modelos traídos de España como el Sistema de Metrología Legal (Simel) o el más reciente de seguridad en el abastecimiento y que sin duda se aplicará en Colombia, lo que requiere la distribución minorista de combustibles es de funcionarios amigos que ayuden a sacar al sector adelante; que se unten de gasolina y que entiendan la naturaleza del negocio. Se puede tener la teoría (legislar); pero la realidad y la práctica son otra cosa bien distinta y en estas condiciones el panorama que se cierne sobre el último eslabón de cadena de comercialización de combustibles en Colombia es negro, que ironía, como el petróleo.