Ventas de útiles escolares subieron 17% en el regreso a clases en el segundo semestre

A inicios de enero de 2023, la temporada escolar habría sido uno de los fenómenos que más sacudió el bolsillo de todos los colombianos con incrementos históricos en precios de sus productos de hasta 400%. Según Fenalco, los elementos escolares con mayor incremento en su precio fueron: cuadernos en 471%, cartulinas en 319%, carpetas en 245%, colores en 104%, marcadores en 102%, borradores en 57%, correctores en 43%, blocks en 42%.

Ahora, en medio de una segunda temporada escolar con actividad reducida por ser la de los colegios de calendario B, empresarios del sector ya sienten una nueva oleada de ventas aunque mucho menor a la de enero febrero pasado. Marcas como Scribe, Faber-Castell y las aliadas de Grupo Éxito ven un repunte en hasta 17% de los pedidos por agosto.

Silvio Castro, presidente de Scribe, dijo que la primera temporada de enero a febrero, que representa 92% de todo el flujo de caja del año, no se recuperó completamente el volumen en unidades de las temporadas anteriores, pero fue una buena época.

Además, asegura que, si bien esta temporada representa la actividad de 8% por parte de los colegios con calendario americano, ya se alcanza a ver una reducción en los precios del papel y en los fletes.

“En algunas categorías, en las que el papel es parte importante, esperamos una reducción de precios. En categoría de arte y escritura no vemos una disminución importante de costos con respecto a 2022. Estamos entrando para papel de fotocopia, entonces creemos que será un buen año”, dice.

Scribe, por ejemplo, está pensando en sus próximos planes de expansión situar sucursales en Chile, Uruguay y Paraguay, y entrar al mercado venezolano.

Andrés García, head de Faber Castell, coincidió con que “en este momento estamos con ventas muy iguales al año pasado; la temporada más fuerte es el calendario A, la que se ejecuta en enero y febrero y representa 50% de las ventas, y es más o menos lo mismo en el sector”, dice el directivo.

Para Grupo Éxito, la temporada tiene la misma dinámica de venta en esta temporada.

María Fernanda Zuluaga, gerente corporativo del negocio de Entretenimiento de Grupo Éxito, dijo que la temporada escolar es una de las fundamentales para el comercio retail.

“En Colombia tenemos 2 calendarios escolares, el A y el B y ambos aportan un crecimiento importante en las ventas de la compañía a nivel nacional. Lo que significan que los meses enero, febrero, julio, agosto y septiembre son los más importantes en esta categoría”, explica la directiva.

“Las temporadas escolares, en especial la de enero, representan para las empresas del sector el 80% de sus ventas anuales y generan alrededor de 13.000 empleos temporales en Bogotá, de los cuales hasta el 40% se convierten en empleos permanentes”, dice Juan Esteban Orrego, de Fenalco.

En las mismas cifras de Fenalco, el mercado de los útiles escolares es una industria jugosa, además de tener una amplia participación de productos importados. Según el gremio, el mercado de útiles escolares colombiano es de alrededor de US$391 millones. De esta, 42,8% corresponde a elementos de escritura. Faber-Castell y Pelikan tienen manufactura en el país e importan entre el 20% y el 30% de lo que venden. En cambio, Sanford y Offi-Esco no tienen manufactura en el país, de manera que el 100% de su oferta es importada.

Lo que más se produce en el país, por ejemplo, son pinturas como témperas, vinilos y acuarelas. Le siguen los crayones y la línea trazo, es decir, todo lo que tiene que ver con reglas. Actualmente, en Colombia hay plantas de producción de elementos escolares en Medellín, en Cali y Bogotá.

Top de los más vendidos

La puja la llevan principalmente los cuadernos y los demás artículos de papelería. Le siguen los lápices y marcadores, y luego los artículos de arte.

Una de las problemáticas vigentes sobre los útiles escolares es la falsificación de los mismos.

Según Fenalco, Los útiles escolares que más falsifican son lápices, colores, bolígrafos, marcadores, seguido de cuadernos y carpetas plásticas. Además, esta práctica representa pérdidas de hasta un 25% para los papeleros legales y una disminución de hasta 80% en el rendimiento de los productos.

“Son productos que no tienen un control mínimo de calidad, así que los ciudadanos son engañados al comprar un lápiz que esperan sea útil, pero en realidad viene con la mina quebrada”, explicó Orrego, de Fenalco Bogotá.