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Yahoo!: una historia de pocos aciertos y muchos errores

Reuters

Ripe

Una turbulenta historia a la que se ha puesto un punto y final esta semana, con el anuncio de su compra por parte de la operadora de telecomunicaciones Verizon por US$4.800 millones. Un precio de saldo para una compañía que llegó a valer US$125.000 millones.

Nació como mandan los cánones del universo tecnológico estadounidense: en la habitación de dos universitarios.

La época dorada de Yahoo! se acabó con el estallido burbuja puntocom. La compañía nació como mandan los cánones del universo tecnológico estadounidense: en la habitación de dos universitarios. Mientras estaban en la Universidad de Stanford, Jerry Yang y David Filo crearon en 1994 un portal que permitía catalogar las webs. Era una herramienta lo suficientemente útil como para que los inversores de Sequoia respaldaran la compañía.

En aquellos años de la primera fiebre de Internet, Yahoo! aterrizó pronto en Bolsa (1996) con una valoración de US$848 millones. La compañía era, sin lugar a duda, una de las estrellas del universo tecnológico, con más de 100 millones de usuarios.

Pinchazo de la burbuja

Hasta que llegó el pinchazo de la burbuja puntocom. Yahoo! no fue inmune a la debacle y perdió casi la mitad de su valor bursátil en menos de dos años. La caída en Bolsa obligó a la compañía a afrontar su primer gran cambio estratégico. El aterrizaje de Terry Semel, un ex directivo de Warner Bros, supuso el viraje de la compañía hacia un modelo de negocio más propio de los medios.

Con el pinchazo de la burbuja, perdió casi la mitad de su valor bursátil en menos de dos años.

Lo cierto es que, a partir de este momento, la indefinición acerca de qué era Yahoo! ha marcado su errático rumbo. La compañía no se convirtió en el gran buscador de Internet, algo que sí consiguió Google. Ni tampoco supo ver la oportunidad de las redes sociales que aprovechó Facebook. Ni, más recientemente, ha sido capaz de capitalizar el tirón de la movilidad.

Yahoo! intentó adquirir tanto a Google (en el 2000) como a Facebook (en 2006), pero el precio ofrecido -se rumoreó que fueron US$3.000 millones en el caso de Google y US$1.000 millones es en el de Facebook- no convenció a los emprendedores detrás de estas empresas de Internet.

Hoy, Google y Facebook son dos gigantes que dominan el negocio publicitario online donde Yahoo! fue pionera. De hecho, ambas están entre las empresas más valiosas en Bolsa: Google es segunda tras Apple con una capitalización de US$519.000 millones, mientras que Facebook tiene una valoración bursátil de US$359.000 millones.

El no a Microsoft

En 2008, Yahoo! ya había sido superada por Google. Entonces llegó Microsoft dispuesta a pagar casi US$45.000 millones por la compañía. Pero Yerry Yang, entonces consejero delegado, se cerró en banda. A pesar de que Steve Ballmer estaba dispuesto a pagar una prima del 40% respecto a su valor en Bolsa para lograr un bocado del creciente negocio de la publicidad online, a Yang le parecía que la oferta estaba por debajo del valor potencial de la compañía.

A partir de entonces, se aceleró la debacle de Yahoo! Y el baile de consejeros delegados no ayudó a que establecer una estrategia consistente. En 2009 se fichó a Carol Bartz, ex consejera delegada de Autodesk, que en sus dos años al frente de la compañía fue incapaz de recuperar el brillo pasado. Su sucesor fue Scott Thompson, ex presidente de PayPal, que intentó impulsar el papel de Yahoo! en el área del comercio electrónico. Pero poco pudo hacer en un año: Thompson se vio obligado a dimitir después de la polémica causada cuando se supo que había mentido en su currículum.

Una Yahoo! sin rumbo depositó sus esperanzas hace cuatro años en Marissa Mayer, una conocida ejecutiva de Google. La directiva quiso sacudir los cimientos de Yahoo! y recuperar su condición de empresa tecnológica. Mayer se centró en mejorar productos de la compañía, invirtió en el ámbito de la movilidad y las búsquedas y se gastó más de US$2.000 millones en la compara de medio centenar de start up.

A pesar de avances en áreas como la movilidad o el vídeo, Mayer no ha logrado reeditar éxitos pasados. La presión de los inversores, impacientes por la falta de progreso de la estrategia de la directiva, ha desembocado finalmente en la venta de la histórica compañía.