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Hogares colombianos han gastado $80,14 billones en alimentos en lo que va de año

Durante 2022, el crecimiento económico de esta industria se sitúa en 6,5 %, según la Andi

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Los hogares colombianos gastaron $80,14 billones en alimentos entre enero y abril de 2022, de los cuales $32,51 billones fueron destinados a los procesados desarrollados por la industria (aceites, carnes y derivados, cereales, galletas de dulce y de sal, productos de panadería, entre otros), señala Camilo Montes, director ejecutivo de la Cámara de la Industria de Alimentos de la Andi.

Este gasto representó un 13,04 % del gasto total de los hogares, reflejó el estudio que mes a mes realiza esta entidad con la firma Raddar, con el que mide el comportamiento del consumo de los alimentos en los hogares del país.

“En este contexto, el mayor valor del gasto se explica por el fenómeno inflacionario global del que Colombia no ha estado exento”, agrega Montes.

Un crecimiento sostenido

El directivo gremial comentó, citando cifras del Dane, que el PIB de la producción industrial en Colombia durante el primer trimestre de 2022 creció 8,5% respecto al 2021, y que según datos de la misma entidad, las categorías de la Cámara de la Industria de Alimentos muestran un crecimiento del 6,5%.

“Cabe resaltar que mientras la economía nacional decreció los años pasados por efectos de la pandemia, la industria de alimentos, por el contrario, ha mantenido el crecimiento, y aunque lo hacemos en una menor proporción que la economía general, ha sido sostenido. De allí que mantengamos un trabajo articulado con todos nuestros afiliados, pues somos conscientes del rol protagónico que tenemos en la recuperación económica del país”, apunta.

Factores a tener en cuenta

Camilo Montes expresa que hay algunos factores que inciden en el comportamiento de esta industria en el país.

El principal, dice, es que en Colombia contamos con producción local agrícola e industrial en la mayoría de los alimentos que hacen parte de la canasta familiar y en varios de los insumos requeridos para la producción agrícola, como los agroquímicos para nutrición y protección del cultivo los producimos en nuestro país.

A eso se suma que en las últimas semanas los valores del flete internacional han comenzado a ceder.

Sin embargo, Montes advierte que, en el marco de la coyuntura creada por la invasión de Rusia a Ucrania, y sumado al reto logístico del nuevo cierre de puertos en Asia, crisis de contenedores y demás, “debemos estar atentos a los alimentos que son commodities como el aceite, el azúcar, el trigo, o el maíz amarillo, entre otros, cuyos valores de referencia son altos en comparación con el promedio de los últimos años”.

Respecto a este tema, el directivo subrayó que algunos países oferentes de commodities (como India con trigo, Indonesia con aceite o Argentina con carne) han tomado restricciones para limitar la oferta de alimentos para el mundo, lo cual afecta el precio internacional y por ende los precios nacionales.

“Por último, la temporada de lluvias afecta la productividad local y aumentan los costos logísticos.

Los desafíos y las oportunidades

En su análisis, Camilo Montes, director ejecutivo de la Cámara de la Industria de Alimentos de la Andi, comenta que el principal desafío en el corto plazo es ayudar a combatir la inflación, lo cual se logra si se logra ampliar la disponibilidad de alimentos en el país, lo que va unido a seguir aumentando la producción de alimentos y la disponibilidad de los alimentos y materias primas que son importados.

“Igual de desafiante es mantener la cadena de abastecimiento operando de forma eficiente. Esta comienza con la producción de materias primas agrícolas, pecuarias e insumos, avanza con el procesamiento de los alimentos y finaliza con el proceso de distribución y comercialización para llegar a los hogares”, sostiene.

De otra parte, Montes avizora una gran oportunidad en consolidar a nuestro país como una despensa en alimentos procesados, no solo para alimentar a Colombia, sino también al mundo.

En este sentido, sugiere adoptar procesos de innovación que permitan la diversificación del portafolio para responder a las necesidades cada vez más finas de los consumidores, y añade que la apropiación de tecnologías convergentes que están cambiando la forma como se producen alimentos es un gran desafío y, a la vez, una oportunidad.

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