Energía
Anuario Ripe 2021
Perspectivas del sector externo en 2022
miércoles, 22 de diciembre de 2021
El Gobierno estima que se registrará un crecimiento del 9,7% en 2021, siendo uno de los más altos de la Ocde. Pero la crisis marítima y energética, la escasez de insumos y la inflación amenazan con ensombrecer la recuperación
Javier Díaz Molina
Con la actualización de las perspectivas de crecimiento del PIB de Colombia, el Gobierno Nacional estima que se registrará un crecimiento del 9,7% en 2021, siendo uno de los más altos de la Ocde. Sin embargo, persisten nubarrones, como la crisis marítima y energética, la escasez de insumos y los riesgos de inflación, que pueden ensombrecer la recuperación de la economía global y afectar las perspectivas del país en 2022.
El Dane publicó que el PIB del país creció 13,2% en el tercer trimestre del año, lo que permitió acumular un crecimiento de 10,3% en los primeros nueve meses, siendo el comercio y la industria manufacturera los sectores que más aportaron a este crecimiento. Sin duda, esta tendencia demuestra que la economía colombiana presentó un crecimiento en “V”. Con este resultado, diferentes organismos multilaterales han revisado al alza sus expectativas, que se estiman entre 7,5 % y 10% en 2021, y entre 3,5 % y 5% en 2022, ubicando a Colombia entre los países de la Ocde con mayor crecimiento económico para estos dos años.
En sintonía con el buen comportamiento de la demanda interna y una mejoría en los indicadores de confianza, el Gobierno Nacional aumentó su proyección de crecimiento en 9,7% para el cierre de este año incluso superando los niveles de 2019. El sector externo colombiano evidencia un crecimiento en las exportaciones de 24% y de las importaciones de 40,1% en el tercer trimestre de 2021, confirmando la sólida tendencia de recuperación del comercio exterior.
Sin embargo, la pandemia generó dificultades en el transporte marítimo que se reflejaron en el aumento desproporcionado de los costos de los fletes y bajos niveles de servicio de líneas marítimas. Este fenómeno se ha acentuado en los últimos meses. Pese a los esfuerzos para mitigar este impacto, se continúan presentando congestionamientos en puertos asiáticos y de Norteamérica, lo que ha dificultado la normalización de las tarifas marítimas y ha afectado los itinerarios y tiempos de tránsito en un periodo crítico como lo es las fiestas decembrinas. Ya se evidencia escasez de productos en las góndolas de países como Estados Unidos o en Europa, y la demora en el traslado de un contenedor de Beijing a Chicago se ha elevado aproximadamente de 30 días a más de 70 días.
En el último trimestre, se viene presentando una escasez de oferta de insumos como el acero, aluminio, plástico y cartón aunada a limitaciones energéticas de las fábricas en China para producir bienes. Los precios de la energía han registrado niveles récord, impulsados por la escasez energética en Asia, Europa y Estados Unidos, obligando a reducir la producción en China en industrias como el cemento, el acero y el aluminio.
Los desbordados precios logísticos y ahora de los insumos son una amenaza que puede afectar el proceso de recuperación económica y comercial del país, puesto que hay productos que, en definitiva, no van a poder ser producidos o transportados. Al respecto, la UNCTAD estima que se podrían incrementar los niveles de precios de las importaciones mundiales 11% y los niveles de precios al consumidor 1,5% de aquí a 2023, teniendo efectos más fuertes en países en vías de desarrollo. Este efecto inflacionario está llevando a los bancos centrales a adoptar una política monetaria contractiva, que en Colombia ha llevado al aumento de las tasas de interés al 3%, con el riesgo de alterar negativamente las expectativas de crecimiento económico de corto y mediano plazo. Aunado a la sensibilidad a los precios de los mercados latinoamericanos y las posibles consecuencias de la variante Ómicron, genera alerta sobre la sostenibilidad del crecimiento que veremos en Colombia para 2021, y nos obliga a guardar prudencia sobre el panorama futuro.