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Sostenibilidad con propósito estratégico, el reto empresarial frente a la Agenda 2030

Grupo Aval

Colombia enfrenta el desafío de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible en menos de cinco años. El reto requiere que el sector privado asuma compromisos reales

Carlos Arturo Duque Pulido

El país se encuentra en una carrera contrarreloj para cumplir con los compromisos de la Agenda 2030. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) dejaron de ser declaraciones de buenas intenciones, para convertirse en una hoja de ruta que exige acciones concretas. En este escenario, el sector empresarial se convierte en un actor central: sus decisiones de inversión, empleo e innovación tienen la capacidad de transformar territorios, reducir brechas sociales y enfrentar los desafíos ambientales más urgentes.

En el país ya hay compañías que han entendido este cambio de paradigma. Grupo Aval, por ejemplo, ha hecho de este enfoque parte de su estrategia empresarial. Su vicepresidenta de Sostenibilidad, Paula Durán, enfatiza que los ODS deben analizarse desde la realidad nacional, “lo primero es reconocer que las metas y objetivos que nos propusimos como país son bastante ambiciosas. Luego de la pandemia, hemos hecho un ejercicio de entender más nuestro contexto y nuestra realidad, lo que nos ha hecho replantear cómo vamos a enfocar objetivos.”

La visión de Grupo Aval se resume en su ROE Sostenible, que se basa en tres pilares: ‘Rentabilidad con propósito’, que impulsa el desempeño económico y fortalece el gobierno corporativo; ‘Oportunidad para todos’, que crea opciones para reducir brechas, promover inclusión y elevar la calidad de vida; y ‘Equilibrio con el planeta’, que orienta sus acciones hacia la responsabilidad ambiental.

De acuerdo con Durán, el Grupo Aval ha centrado su acción en el crecimiento económico con empleo formal, apoyo a pequeñas y medianas empresas, financiación de vivienda, estudios y grandes proyectos de infraestructura. Todo esto se traduce en una cadena de beneficios para proveedores, comunidades y clientes.

“Grupo Aval es una organización que emplea a 70 mil personas en el país, es el segundo empleador más grande, y el primero del sector privado. Ese círculo virtuoso que se genera con las familias y el bienestar que les damos es lo que marca la diferencia”, señaló Paula Durán.

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Acción climática y social

Un ejemplo de cómo las empresas pueden generar transformaciones cuando trabajan directamente con las comunidades, es el caso de Misión La Guajira, liderado por Aval y organizaciones aliadas. El proyecto llevó soluciones de agua, energía y seguridad alimentaria a más de 80 comunidades, con un enfoque de participación local.

Durán resalta una de las lecciones más significativas: “En Misión La Guajira aprendimos la importancia de conocer el territorio y no imponer soluciones. Por ejemplo, la comunidad valoraba más usar la energía en proyectos productivos que en iluminación nocturna porque ellos, bajo su cultura y creencias, valoran más ver las estrellas.”

Además, la vicepresidenta de Sostenibilidad señaló que en programas sociales, el año pasado Grupo Aval invirtió 70 mil millones de pesos, beneficiando a 106.000 personas.

Reto colectivo

Además de la acción empresarial, los ODS plantean un reto de corresponsabilidad entre sectores. La articulación con el Estado, las comunidades y la academia es indispensable para acelerar cambios estructurales. Durán lo destaca con firmeza: “Es clave colaborar con aliados, para que cada empresa, desde lo que sabe hacer, pueda aportar”.

El sector productivo también enfrenta la tarea de repensar sus modelos de negocio, ajustándolos a una visión más sostenible. La integración de criterios ambientales, sociales y de gobernanza abre oportunidades en mercados internacionales y fortalece la competitividad nacional. Como señala Durán, “hoy, después de lo que hemos vivido y en medio de la polarización actual, es momento de repensar nuestro rol y el propósito de nuestra vida y de nuestras organizaciones. Debemos reflexionar sobre cómo lograr dejar a este planeta, y nuevas generaciones, un mundo mejor.”

A pesar de los avances, el panorama sigue siendo complejo. El país enfrenta rezagos en indicadores clave como pobreza, desigualdad y acceso a servicios básicos. Por eso, la sostenibilidad debe ser una tarea transversal y conjunta. En palabras de Durán, “Colombia es un país muy desigual, con necesidades apremiantes en todos los territorios. Las organizaciones no pueden desconocer esta realidad y dedicarse únicamente a una de las dimensiones.”

La invitación es a que las empresas, independientemente de su tamaño o sector, alineen sus estrategias con los ODS, midan sus impactos y generen valor compartido. El reloj hacia 2030 sigue corriendo, y el papel del sector empresarial será decisivo para que Colombia no solo cumpla metas, sino que garantice un futuro más inclusivo y sostenible.

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