Bancos

El círculo vicioso de los préstamos en el gota a gota

Bloomberg

Una mujer víctima de los préstamos gota a gota habló sobre cómo es llegar a temer por su vida después de haber adquirido créditos informales de altos intereses

Isabella Salazar Gaitán

El flagelo de los créditos gota a gota empezó al final de la década de los noventa, una problemática que creció junto al auge del narcotráfico. Grandes cantidades de dinero entraban al país por cuenta de la cocaína y los préstamos de altos intereses se volvió una forma de ‘lavar’ el dinero que entraba desde la ilegalidad para continuar perpetuándola en el país.

Sara López, es una mujer colombiana que decidió hacer empresa; sin embargo, algunos problemas económicos la llevaron a tomar la decisión desesperada de acudir a préstamos gota a gota, una alternativa que le entregaba dinero de forma rápida y fácil, pero que terminó siendo “un vicio”.

En un lapso de unos meses, López había adquirido deudas ilegales por casi $80 millones con diferentes prestamistas, primero, para cubrir gastos de su empresa como pago a proveedores y de nómina, pero al final terminó pidiendo dinero para cubrir una deuda con otra.

“Lo que hacía era pedir préstamos a otros gota a gota para pagarle al anterior y así sucesivamente, era como un jineteo del dinero. Esto se convierte en un vicio también. Termina siendo resolver el problema con otro problema”, manifestó.

El caso de López representa la realidad de muchos microempresarios, pues este tipo de créditos representaron para 2021, 24,4% de la forma de financiación de este nicho de empresarios, aumentando para ese año 75% frente a 2019, según Dane.

Actualmente los intereses para este tipo de préstamos van hasta 20% o 40% efectivo mensual, y para el efectivo anual, hasta unos intereses de 696%.

Quienes adquieren los créditos no son ajenos a estas realidades, sin embargo eligen esta alternativa por su rapidez, falta de posibilidades dentro del sistema bancario legal o ausencia de educación financiera.

“Esto tiene mucho que ver también con el tema de educación financiera, y ojalá en el momento hubiera tenido a alguien que me hablara y me dijera, “mira, tus finanzas están así”, aseguró López.

Con el pasar del tiempo la situación escaló y “el problema se volvió demasiado grande, todo explotó porque hubo un momento en el que ya no podía sostener eso y empezaron las amenazas, empezaron a hacer amenazas de muerte”, contó.

Para salir de la situación, ella decidió “poner la cara” y se reunió con su acreedor, y sintiendo que su vida ya no valía nada, les propuso pagarles en las condiciones que ella podía y puso su vida en sus manos diciendo “o se acoge a los términos en los que puedo pagar o decide que hacer conmigo, usted verá si les sirvo más muerta que viva”.

El caso de López es excepcional, pues el prestamista acepto las condiciones, y aunque debe aún casi $20 millones y paga mensualmente una cuota, asegura que esta experiencia le ha servido para ayudar a otras personas y para educarse financieramente.

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