La vivienda es fuente de bienestar en el país

La crisis global que hemos enfrentado en el último año y medio ha puesto precedentes en las actividades sociales, económicas, de salud pública, e incluso en el campo del comportamiento individual. En esos frentes hay dos dimensiones que se convierten en pilares de la configuración de la nueva normalidad: la ciudad y la vivienda.

Hablemos de la ciudad. La ciudad requiere más que nunca una correcta planificación, donde los espacios públicos, la conectividad física, los equipamientos y la oferta de servicios del Estado sean una prioridad. Actualmente, para hacer frente a todas las dinámicas de una sociedad cada vez más creciente, nuestras urbes requieren planificación e infraestructura básica que soporte las necesidades de sus habitantes, que destaque todos sus activos ambientales como fuente de bienestar y no de subdesarrollo, que le permitan ganar la carrera a la informalidad, y que sean entidades competitivas en el plano de la inversión y del talento humano.

En Colombia, por ejemplo, llevamos dos décadas y media en el perfeccionamiento de nuestra planificación urbana, tiempo en el que hemos logrado construir un marco legal con todos los instrumentos necesarios para alcanzar esos propósitos; y en el que se ha fortalecido el marco institucional de nivel central y subnacional que ampara el objetivo de construir ciudades de calidad.

Grandes ejemplos, con positivas trasformaciones, hemos experimentado en nuestras ciudades en el territorio nacional, pero también, un amplio camino por recorrer nos queda en el campo de la seguridad jurídica y también la voluntad política para hacer realidad proyectos transformacionales de escala urbana, y para crear una visión de largo plazo que nos mantenga en el camino de avance.

El reto ahora es que la ciudad que necesitamos construir debe ser una ciudad muy bien identificada y evaluada en términos de su potencial de desarrollo, su vocación y sus necesidades, y que bajo un ejercicio técnico y con la imparcialidad de la información de calidad del territorio, la logremos convertir en fuente de reactivación social y económica.

No menor es el efecto positivo de la vivienda en la reactivación. La vivienda es el mayor activo de inversión en el país, el principal vehículo de ahorro y fortalecimiento patrimonial de los hogares, el motor para mover la mitad del aparato productivo durante su fase de construcción, la fuente por excelencia en generación de empleo de todo nivel de cualificación, y la base fiscal de nuestros municipios. En muy buena hora el Gobierno Nacional ha priorizado los programas de vivienda en la reactivación de nuestro país, y con las condiciones de mercado, el propósito empresarial de lanzar nuevos proyectos y el concurso decidido de autoridades territoriales dando celeridad a los procesos de gestión y habilitación de suelo, tenemos la receta perfecta para reactivar social y económicamente a Colombia también desde la vivienda y desde las regiones, y convertirla en fuente de bienestar para todos. Precisamente ese será el enfoque que tendrá el Congreso Colombiano de la Construcción 2021, que inicia este miércoles de manera virtual, con una agenda académica de talla mundial compuesta por 18 conferencistas nacionales e internacionales, que desde el entorno empresarial, sectorial y urbano, contribuirán al objetivo de seguir impulsando la vivienda formal en Colombia como motor de desarrollo y pilar de la reactivación social y económica del país