En Hungría y Servia los aliados de antes de la guerra de Putin dominan las elecciones

Los dos líderes europeos más aliados del presidente ruso, Vladímir Putin, antes de que lanzara su invasión de Ucrania, obtuvieron victorias electorales decisivas con la promesa de mantenerse al margen de la guerra.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, que pasó 12 años consolidando su control del poder y chocando con la Unión Europea por los valores democráticos, logró un cuarto mandato consecutivo en una aplastante victoria sobre una amplia alianza de oposición.

En la vecina Serbia, Aleksandar Vucic ganó cinco años más como presidente y su gobernante Partido Progresista Serbio estaba en condiciones de formar un gobierno respaldado por la mayoría. Al igual que Orban, ha recibido críticas de sus rivales y países de la UE, a la que quiere que se una Serbia, por suprimir la oposición política. Ambos habían desafiado hasta hace poco las advertencias de sus socios occidentales al cultivar lazos con Moscú y Beijing. Putin fue uno de los primeros líderes mundiales en felicitar a Orban y Vucic por sus victorias.

Los resultados exponen uno de los temas más espinosos que enfrenta la UE: cómo tratar con los miembros actuales o futuros aspirantes que desafían los estándares del estado de derecho del bloque y se desvían de sus pares en temas geopolíticos importantes como Ucrania. Al mismo tiempo, Orban y Vucic pueden enfrentar un aislamiento internacional más profundo, con Hungría en riesgo de perder miles de millones de euros en fondos de la UE y Serbia luchando por avanzar en las conversaciones para unirse al rico mercado único.

El partido de Orban mantuvo su mayoría de dos tercios en el parlamento de 199 escaños, según los resultados con más del 99% de los votos contados. Una mayoría de ese tamaño le permitirá cambiar cualquier ley, incluida la constitución, sin el apoyo de la oposición. También puede envalentonar al primer ministro en sus batallas con la UE con sede en Bruselas.

“Bruselas debería prepararse para nuevos problemas, porque todo lo que antes encontraba repugnante en el inconformista primer ministro húngaro ahora se intensificará al menos durante los próximos meses, pero con toda probabilidad, durante los próximos cuatro años”, dijo Mujtaba Rahman, un director gerente de la consultora de riesgo político Eurasia Group.

La guerra en el vecino del este de Hungría, que ha matado a miles de civiles y ha obligado a más de 4 millones a huir al extranjero, puso patas arriba la campaña electoral y obligó a Orban, de 58 años, a caminar por la cuerda floja política.

Trató de distanciarse de Putin condenando las acciones de Rusia y respaldando las sanciones de la UE contra su régimen, mientras abría las fronteras de Hungría a cerca de medio millón de refugiados ucranianos. Aún así, Orban limitó el apoyo a Kiev, negándose a permitir que los envíos de armas cruzaran Hungría y rechazando la prohibición de las importaciones de petróleo y gas rusos, lo que provocó la condena del presidente ucraniano Volodyímyr Zelenski.

“Él es prácticamente el único en Europa que apoya abiertamente a Putin”, dijo Zelenskiy un día antes de la votación de Hungría, refiriéndose a Orban.

El mensaje nacionalista del líder húngaro, fuertemente respaldado por los medios de comunicación progubernamentales que ha transformado en una máquina de propaganda, fue que unirse a la carrera de los miembros de la UE y la OTAN para ayudar a Ucrania con armas arrastraría a Hungría a la guerra. Eso resonó entre los votantes, mientras que la oposición sugirió que la boleta era una opción entre el Este y el Oeste.

“Obtuvimos una gran victoria que fue visible incluso desde la Luna, pero ciertamente desde Bruselas”, dijo Orban a sus seguidores después de la votación, refiriéndose a la sede de la UE en la capital belga. En respuesta a Zelenskiy, mencionó que el líder ucraniano se había unido a una “fuerza abrumadora” de opositores que intentaron evitar que ganara un nuevo mandato.