Energía

Transición energética ¿Cómo se puede lograr?

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Estudios de la Agencia Internacional de Energía, AIE, identificaron una serie de elementos que deben tener en cuenta los hacedores de política pública. Aquí cinco de las recomendaciones que hace la AIE

Clara Inés Pardo

La transición energética es uno de los pilares de las políticas públicas globales, sin embargo, no es un proceso uniforme y único para todos, sino todo lo contrario. Cada país debe definir el proceso que logre un beneficio óptimo para su sociedad generando seguridad energética, un servicio confiable y de calidad.

Estudios de la Agencia Internacional de Energía (AIE), identificaron una serie de elementos que deben tener en cuenta los hacedores de política pública y tomadores de decisiones que permitan fortalecer el proceso y lograr su efectividad y cumplimiento de objetivos a nivel global, que implican inversiones, garantizar la seguridad energética, la sustitución de fuentes energéticas, evaluar y controlar las nuevas vulnerabilidades y lograr que los mercados funcionen.

A continuación, se describen las cinco recomendaciones de la AIE para lograr una transición energética efectiva y segura para la sociedad:

1. Sincronizar y escalar un rango de tecnologías de energía limpia en la medida que se reducen las de combustibles fósiles, que implican fomentar las inversiones en nuevas tecnologías e innovaciones en energía limpia, sin embargo, la reducción en inversiones en energías tradicionales debe revisarse y realizarse escalonadamente para prevenir cambios bruscos en los precios de los combustibles.

2. Abordar el lado de la demanda y priorizar la eficiencia energética, ya que esta opción es una herramienta para múltiples objetivos de política, reduciendo las presiones sobre los consumidores y su vulnerabilidad a los precios altos y volátiles del combustible, disminuye la dependencia de las importaciones de combustible e impulsa el progreso hacia los objetivos climáticos, al tiempo que fomenta el empleo y el crecimiento.

3. Reducir la pobreza energética y ayudar a las comunidades pobres en la nueva economía energética, ya que el aumento de los precios de la energía, podría generar problemas en seguridad energética al no poder pagar los servicios energéticos básicos. Por ello, se requiere de diseñar políticas específicas en la materia, para garantizar que las comunidades desfavorecidas y vulnerables tengan un mejor acceso a energía moderna, asequible, segura, de calidad y sostenible.

4. Buscar estrategias para reducir el costo de capital en mercados emergentes y economías en desarrollo, ya que esto es un obstáculo para el despliegue de infraestructura y tecnologías de energía limpia y poder mitigar los riesgos específicos del sector y de toda la economía al no poder generar o bloquear las inversiones oportunas y rentables que se requieren en un proceso efectivo de transición energética.

5. Gestionar la retirada y reutilización de la infraestructura existente cuidadosamente, algunos de ellos serán esenciales para una ruta segura hacia la neutralidad, ya que un retiro no planificado, caótico o prematuro de la infraestructura existente podría tener consecuencias negativas para la seguridad energética y las comunidades y por lo tanto, se deben buscar opciones para que los sistemas nuevos y antiguos funcionen en paralelo durante la transición y fomentar la gestión eficaz de sus interacciones es fundamental.

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