Laboral

Se acabó la dicotomía

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Aunque el sistema de salud todavía no está totalmente preparado para atender el pico de la pandemia, el país ya pagó un costo económico elevado

Guillermo Sinisterra

Mucho se ha hablado sobre la dicotomía entre la salud y la economía; básicamente cuanto más estrictas sean las medidas de contención para evitar el contagio de covid19, se salvan vidas, ya que menos personas contraerán la enfermedad, pero hay un costo en términos económicos que se da por el colapso de la mayoría de los sectores productivos y el comercio.

Se han escuchado voces a favor de proteger la vida y otras a favor de proteger la economía, las dos tienen argumentos sólidos y consecuentes con la realidad. Sin embargo, una cosa es lanzar hipótesis generales sobre lo que pasar y otra es poder contrastar dichas hipótesis con los datos.

Hasta el momento en Colombia se han identificado 25.366 personas infectadas con Covid-19 y han muerto 822 (3,2%), también hay más de 6.600 personas que han vencido la enfermedad. Estos resultados han sido exitosos comparado con otros países, pero se dieron gracias a las medidas de confinamiento obligatorio que tomó, en buena hora, el Gobierno.

Desafortunadamente este resultado exitoso en términos de vidas humanas, tiene un costo grande en lo económico, ayer el Dane mostró los datos de desempleo en el país en el mes de abril.

El total nacional aumentó de 10,3% a 19,8% afectando principalmente a los sectores de manufactura, comercio, entretenimiento y construcción, actividades que suman un 38% de la producción nacional. En las 13 principales ciudades la cifra pasó de 11,1% a 23,5%, aun peor.

Este aumento en el desempleo afectó principalmente a trabajadores cuenta propia y a trabajadores particulares, donde se cuenta gran parte del comercio, trabajadores de la construcción y trabajadores informales, más de un millón y medio de personas quedaron desocupadas solo en abril. Como si esto fuera poco, el Banco de la República calcula que la caída del PIB en el segundo trimestre de este año, estará entre el 15% y el 20%. Este es, sin lugar a dudas el peor dato trimestral en la historia reciente de Colombia. Una tasa de desempleo de ese nivel se convierte en una bomba social, que explorará pronto.

La idea de haber incurrido en semejante costo económico, era que el aislamiento nos permitiera estar preparados en capacidad hospitalaria, en mecanismos de prevención y en el desarrollo de tecnología y pruebas para aislar personas sospechosas de estar infectadas con el virus y no al resto de la sociedad.

Con la excepción de Medellín, hemos fracasado estrepitosamente en esos propósitos. Por ejemplo, de 2.000 unidades de cuidado intensivo que se esperaba tener en Bogotá en junio solo hay 668, que aunque representa un incremento del 25% con respecto a los niveles de antes de la pandemia, es claramente insuficiente si se llega al pico epidemiológico. Y los 2.817 respiradores que adquirió el gobierno nacional, con sobre costos por la coyuntura, aún no han llegado. En conclusión, estamos mal preparados aun, pero ya pagamos el costo económico.

Ya no hay dicotomía, ya el confinamiento se agotó y es lógico, la gente quiere salir a la calle porque necesita buscar medios de subsistencia (y el Gobierno no los puede proveer), o porque no puede seguir encerrada. Sin embargo, es necesario también mucha pedagogía de las entidades públicas y privadas para el autocuidado y que se provean los elementos a las personas que no los pueden comprar: tapabocas, gel antibacterial y jabón.

En las últimas tres semanas los sectores de la construcción y manufactura comenzaron a activarse gradualmente, y según las directrices del gobierno desde el primero de junio se incluirán más sectores en la reactivación. Podríamos tardar alrededor de un año en alcanzar la senda que llevábamos antes de la pandemia así que los próximos movimientos del Gobierno, deben estar enfocados en generar empleo e incentivar el consumo. Tomas más sentido la idea de la renta básica universal, como salida para esta pandemia en lo económico.

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