Hacienda
Encuesta empresarial 2018-I
Perspectivas de la economía social
lunes, 30 de julio de 2018
Édgar Ernesto Caro
La sociedad civil representada por el cooperativismo financiero, continúa inmersa hacia ese amplio reto de liderar y procurar el desarrollo, en condiciones éticas para dicho fin. Es cierto que se requiere que la intervención del Estado debe dirigirse hacia una gestión de desarrollo, cuyo énfasis sea el de promover la calidad de vida, con sus políticas económicas. Es evidente que este aspecto no ha sido debidamente aplicado. Debemos recordar, que de acuerdo al énfasis dirigido por las políticas económicas se originó y gestó la crisis por iliquidez del sector cooperativo financiero de 1997-98. En este sentido es que repetimos lo enunciado por Ernst Escher (2008), en relación con: “El progreso económico y social de un país no depende de sus riquezas naturales, sino del rendimiento de sus habitantes y de la política económica”.
Por tanto, debe ser evidente que los nuevos gobiernos, y en especial en Colombia, el del presidente de turno Iván Duque debe promover una mayor dinámica que restaure el cooperativismo financiero en nuestro país, el cual, ha sido seriamente resquebrajado y eliminado por los anteriores gobiernos. Si se hubiesen dado esas circunstancias estaríamos promoviendo un modelo de economía social, donde el Estado interviene en el contexto de una economía capitalista, dándole mayores posibilidades a la sociedad civil, perteneciente a la clase social menos favorecida. Pero este no ha sido el objetivo predominante, nunca lo ha sido en nuestra formación social.
Al revisar las 10 propuestas económicas del plan de Iván Duque, tenemos que remitirnos a que una de ellas, enfatiza en que su preocupación principal está en “desarrollar el mercado de capitales, para que más empresas y ciudadanos puedan participar en la bolsa”. En esta propuesta, no está claramente el cooperativismo financiero. En dicho objetivo enunciado, se puede identificar que, dentro de las políticas públicas, no hay un ánimo conciliador del Estado frente a problemas de la sociedad. El sector monetario fue dinamizado por el cooperativismo financiero en el siglo pasado.
En lo corrido del siglo, la banca cooperativa financiera está estancada, uno de los factores predominantes deriva de los estímulos estatales. Se sigue presentando el fenómeno en el que el cooperativismo financiero involucrado dentro del sistema (mediante su movilización e interés independiente, y por fuera de la gestión de desarrollo del Estado) es el que debe buscar mejorar la situación económica de sus mismos grupos sociales. Se seguirá la tendencia de que, para aportar soluciones hacia el desarrollo social, estas emanan directamente y sobretodo de la auto organización y la autogestión, propias de las nuevas teorías como las de las ciencias de la complejidad, cuyo corolario está en el cooperativismo. Se gesta aquí la tendencia de la intervención del Estado, de no inmiscuirse en la dinámica de las necesidades de la sociedad.
En nuestro país se sigue observando que el cooperativismo financiero, al estar insertado en una economía capitalista, prosigue dentro de los límites de la hegemonía del sistema. En este sentido, seguimos abordando también las teorías del desarrollo, centrándonos en las teorías de la dependencia y la teoría estructuralista de la inflación. El fin de nuestras anotaciones, también está, en buscar abordar otras teorías. Como aquellas involucradas en tecnologías de punta, centradas en una mirada más práctica, más cualitativa y hacia la sociedad. Para ello, se vienen abordando las ciencias de la complejidad o ciencias de la vida. A la vigencia del sistema capitalista le corresponde colateralmente la vigencia del paradigma, dentro del cual las cooperativas financieras en Colombia han sido restringidas.
Aunque este sector tenga en sus prioridades un balance social. De igual forma, le ocurre a las ciencias de la complejidad, que al aportar soluciones de desarrollo, el sistema se resiste en asimilarlas. Corresponde al cooperativismo financiero y a la complejidad el cambio de paradigma hacia la gestión del desarrollo, además que les corresponde representar su mismo e idéntico paradigma: cooperación y ayuda mutua.