Laboral

El bienestar organizacional, una prioridad

Con las nuevas realidades, queda en evidencia que los abogados pueden alcanzar un mejor desarrollo cuando la cultura de la firma estimula los proyectos transversales

María Alejandra de los Ríos

Este Día del Abogado es una buena oportunidad para reflexionar sobre el impacto que tuvo la pandemia en la evolución de la cultura organizacional de las firmas de abogados. Durante los dos años anteriores, la mayoría de las firmas tomaron medidas orientadas principalmente a enfrentar los múltiples retos que trajo la virtualidad y a mejorar las condiciones de bienestar de cada uno de sus abogados, quienes de un día para otro se vieron obligados a trabajar de manera individual, a distancia y exclusivamente a través de medios digitales, compartiendo el mismo espacio de trabajo con el de su entorno familiar, fluctuando entre las tareas laborales y las domésticas sin una clara frontera. Todo lo anterior, a pesar de que la carga laboral, los cortos tiempos de respuesta, las exigentes condiciones de presión propias de nuestra profesión, y la alta competitividad, no solo se mantuvieron como en tiempos de pre-pandemia, sino que por regla general se vieron exacerbadas, en un entorno además de alta incertidumbre.

Algunas firmas fueron más allá, al reconocer el profundo impacto que la pandemia estaba ocasionando en la manera en que los abogados interactuaban entre ellos, erosionando de alguna manera la noción de equipo de trabajo, comunicándose con menos frecuencia y dejando de compartir objetivos comunes. Dichas firmas implementaron medidas de impacto colectivo y alternativas creativas para superar el distanciamiento, que apuntaron a fortalecer la cohesión e integración de los equipos, siendo de la esencia de la profesión legal y de las firmas en particular, la colaboración y la discusión personal, abierta e interdisciplinaria de los asuntos jurídicos. Dichas medidas, en nuestra experiencia, se tradujeron en el fortalecimiento de los equipos de trabajo, y en abogados más comprometidos, motivados y eficientes, pero sobre todo más alineados en los objetivos comunes; en últimas, en abogados más felices con su trabajo y con su vida personal.

En la profesión legal ha existido una tendencia a creer que el desarrollo de cada abogado es más importante que el de su equipo. Sin embargo, con las nuevas realidades, queda en evidencia que los abogados pueden alcanzar un mejor desarrollo de su potencial, que se muestra en mejoras a nivel organizacional, cuando la cultura de la firma respalda ese propósito colectivo y estimula los proyectos transversales en donde diferentes equipos pueden participar en la búsqueda de alternativas integrales en beneficio de los clientes.
Hoy, la facilidad de comunicación, la flexibilidad de métodos de trabajo y del manejo del tiempo, el respeto hacia la diversidad, valores como la empatía y la comprensión de las realidades individuales e incluso familiares, son algunas de las variables que ayudan en la construcción de relaciones basadas en la confianza, la lealtad, la responsabilidad, el compromiso y el sentido de pertenencia. Entender estas nuevas dinámicas de trabajo no solo impacta el desarrollo de empleados más comprometidos, sino que también motiva la unión entre los colaboradores de las organizaciones, creando vínculos que superan la esfera laboral y que impactan en los resultados de la organización y de la comunidad.

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