Energía
El apagón de 1992 - 1993
“Proponemos un precio tope para la energía en bolsa y la titularización de la deuda”
viernes, 10 de marzo de 2023
A esto se suma la idea de ampliar los contratos de las generadoras. Los retrasos en proyectos eléctricos han aumentado los costos
Los retrasos en los proyectos de generación y transmisión eléctrica, la inflación y las tasas, además de los efectos de la guerra en Europa y la volatilidad del peso colombiano han influido en un precio de la energía que oscila constantemente en la bolsa y que toca máximos cada tanto, además de redundar en un cobro mayor en la factura del consumidor final.
Para combatir este momento por el que atraviesa la seguridad eléctrica, Camilo Marulanda López, gerente general de Isagen, de la mano de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), propone un valor tope en el precio de bolsa para cada una de las tecnologías de generación, reducir volatidad para los comercializadores al consumidor final y titularizar deudas de comercializadores en la Costa Caribe.
Desde hace dos años se esperaba la entrada en operación de 4.000 MV, ¿por qué se ha retrasado esta capacidad agregada y qué efectos está teniendo en el costo de la energía?
Ese es un tema muy importante. En las primeras proyecciones, Hidroituango comenzaba a generar energía en 2018. Por causa de la contingencia que se presentó, y pese a un enorme esfuerzo técnico y humano de EPM, la realidad es que cinco años después está operando a solo 25% de la capacidad y subsiste una incertidumbre sobre la fecha en la que entrará a generar con capacidad plena.
Similar es la situación con los parques eólicos de La Guajira con cerca de 2.000 MW de capacidad, que han tenido retrasos en su fase de desarrollo y construcción, sumados a la incertidumbre de la conexión que hoy se estima esté lista en 2026. Lo anterior implica que cerca de 20% de la capacidad de generación de energía que el mercado estaba esperando no ha entrado, apretando la oferta e incrementando por efecto los precios.
Si bien la guerra en Ucrania ha sido determinante para los precios de la energía, ¿qué papel juega actualmente la inflación y las altas tasas? ¿El dólar también está encareciendo este servicio?
Dado que en Colombia enfrentamos una coyuntura de estrechez entre la oferta y la demanda, es necesario realizar ampliaciones de capacidad. Las plantas de generación son proyectos de largo plazo que requieren créditos para su construcción, por lo que las tasas de interés los impactan directamente. Dado que la gran mayoría de los componentes para los nuevos proyectos son importados, la devaluación del peso afecta significativamente la viabilidad de los proyectos. Adicionalmente, en el corto plazo la volatilidad de la tasa de cambio está teniendo un efecto sobre los costos del gas natural y el carbón utilizado por las termoeléctricas lo que viene teniendo un efecto en las tarifas.
La Guajira es una de las zonas que presenta retrasos, pero también es la de mayor potencial, ¿cómo aprovechar las características que ofrece el norte del país para bajar los precios e impulsar la transición energética?
El recurso de viento de La Guajira esta validado como uno de los mejores del planeta. Es una región compleja, por sus particularidades culturales, la falta infraestructura y la difícil situación de orden público. Eso sumado a los retrasos en la conexión, plantea retos muy difíciles para expandir la capacidad de generación en la zona. La presencia institucional y el acompañamiento decidido del Gobierno en la gestión de las comunidades y los asuntos ambientales, es clave para desatrancar esos proyectos y atraer más inversión privada.
¿Por qué se siguen presentando retrasos en proyectos que al final ponen en vilo la seguridad energética en Colombia?
La construcción de infraestructura siempre tiene retos. En el contexto actual, hay unos desafíos ambientales y sociales que requieren mayores niveles de concertación y acompañamiento de las autoridades nacionales y regionales. La estabilidad en las reglas de juego y en los acuerdos comunitarios es fundamental para que las iniciativas puedan cumplir con los cronogramas y ampliar la capacidad para responder a la demanda de energía del país.
Según Andeg hay más de 40 proyectos de la industria energética con retrasos, además de una ralentización en la inversión, ¿cómo actuar para que se mantenga el ritmo de estos proyectos y se prevengan apagones?
Los proyectos de generación de energía requieren montos muy importantes de inversión inicial y su recuperación demanda décadas. Por esa razón, los riesgos son elevados y la exposición a muy largo plazo. En ese sentido la estabilidad del marco regulatorio y el compromiso de los diferentes actores es fundamental. Hay que tener en cuenta que se necesitan inversiones cercanas a los US$700 millones anuales solamente para que el sistema eléctrico pueda respaldar al crecimiento de la demanda.
Otro de los aspectos que se meten en el coctel de precios es la demanda de energía, la cual ha venido creciendo más de los esperado, ¿cómo ha impactado esto a Isagen y al sector de generación y transmisión eléctrica?
En efecto las estimaciones de largo plazo de la Unidad de Planeación Minero-Energética proyectaban un crecimiento de la demanda de aproximadamente 2,5% anual. Sin embargo, el comportamiento real ha sido bien diferente y cercano a 5% anual; es decir, el doble de lo esperado. En resumen, la oferta se ha atrasado y la demanda se ha acelerado, generando fragilidad en el sistema y alta volatilidad en los precios.
Hemos visto una volatilidad marcada en el precio de la energía en bolsa, ¿a qué se debe que los precios oscilen tanto y que se vea un encarecimiento de la tarifa, incluso en épocas de lluvia?
La oferta de energía en Colombia es mayoritariamente de generación hídrica, pero requiere del respaldo de otras fuentes para proteger las reservas de agua frente a momentos de reducción en los embalses. Como los proyectos solares y eólicos aun representan un porcentaje muy bajo de la matriz, el sustituto natural es la generación térmica a carbón o gas. En un escenario tan ajustado de oferta y demanda, una reducción de los aportes de agua al sistema inmediatamente activa el ingreso de estos sustitutos que han estado muy costosos por cuenta de la guerra en Europa del Este y la tasa de cambio.
Es importante aclarar que la acumulación de reservas de agua en los embalses tiene un límite, independientemente de los niveles de lluvia que se presenten. Aún con los embalses llenos, las reservas alcanzan para menos de 60 días de generación en el país. Ante una disminución del nivel de los embalses y los riesgos de una posible temporada seca en el segundo semestre del año, los generadores nos vemos obligados a reservar agua para poder cumplir con los contratos. Como no existe oferta adicional solar o eólica, inmediatamente se activan los precios de los sustitutos de generación térmica a precios más elevados. La volatilidad es un efecto de la estrechez entre oferta y demanda. Ante la menor contracción de la oferta, se vienen generando cambios abruptos en el precio de bolsa.
En términos de porcentaje, ¿cuánta energía nace de hídricas, complementarias y tradicionales?
La capacidad de generación actual de Colombia está distribuida aproximadamente así: hidroelectricas representa 67%, térmicas a gas 15%, térmicas a carbón 9%, combustibles 6% y Fncer (solar y viento) 3%
¿Cómo está hoy distribuido el cobro de la energía en los recibos que le llegan a los ciudadanos? ¿Es la misma estructura para todas las regiones del país? ¿Qué cambia?
Hoy en día la distribución de la factura es generalmente así: generación 35%, transmisión 5%, distribución 38%, perdidas eléctricas 7% y restricciones 2%. Es decir, la generación corresponde más o menos a un tercio de la factura. Sin embargo, en el caso de la Costa Atlántica el peso de la generación es menor, pues dentro de la tarifa que paga el usuario se incluyen además las pérdidas de las redes y la distribución las inversiones que los operadores de la región han venido adelantando para mejorar la calidad del servicio. Al incluir estos dos componentes adicionales, las tarifas de la Costa Atlántica superan significativamente el promedio del resto del país.
¿Quién es el responsable de solucionar ese gigante en que se convirtieron los atrasos y las malas gestiones en la costa atlántica, el Estado o el sector privado?
Lo primero que hay que decir es que se trata de un problema acumulado de muchos años. También hay que reconocer una realidad y es el alto costo de las tarifas en esta región con implicaciones sociales muy complejas. Pienso que los actores públicos y privados están tratando de aportar a soluciones, pero hay una realidad y es que mientras las pérdidas se mantengan en ese nivel cercano a 30% y sea necesario acometer inversiones importantes por parte de las comercializadoras de la zona para reducirlas y mejorar el servicio, cualquier solución va a implicar apoyo del Gobierno estableciendo unas condiciones que permitan aplanar la curva de incrementos en la factura de los usuarios, sin comprometer el plan de inversiones.
¿Cuánto más podría escalar el valor del servicio de energía en esa zona, teniendo en cuenta que ya se ha casi que duplicado?
Una estabilización de la inflación y la posibilidad de que los comercializadores de la zona puedan contratar más energía en contratos de largo plazo debería contribuir a estabilizar los precios.
¿El control de precios es una opción real y viable, o por el contrario agrandaría el problema a largo plazo?
Entendemos la preocupación del Gobierno, pero consideramos que un control de precios no arregla el problema de oferta y demanda que hemos mencionado arriba. De hecho, lo podría empeorar, porque la inestabilidad de las reglas de juego sumado al gran incremento en los costos de inversión y financiación afectan la entrada de nuevos proyectos y si la demanda sigue creciendo, probablemente el problema solo va a ser más grande. Por eso estamos tratando de construir con todos los actores de la industria y con el liderazgo de Acolgen, propuestas que atiendan a la problemática social, conservando la estructura de mercado que ha permitido canalizar billonarias inversiones en Colombia a lo largo de 30 años y que se traduce en una matriz altamente confiable y limpia.
¿Cómo se diferenciaría esto de su idea de ponerle techo al precio de la energía en bolsa y eso cómo impactaría las cuentas de las empresas y el bolsillo de la gente?
Atendiendo a la preocupación del Gobierno nacional alrededor de la alta volatilidad del precio de bolsa, hemos construido una propuesta que se ha concertado desde la asociación de generadores Acolgen y que hemos puesto en consideración del Ministerio de Minas y Energía y la Superservicios, en torno a establecer un valor tope en el precio de bolsa para cada una de las tecnologías de generación, los ingresos por encima de ese precio de referencia podrían ser destinados por el gobierno nacional para aliviar algunos componentes de la tarifa final al usuario de los estratos más vulnerables.
Esta medida temporal permitiría que parte de los ingresos las ventas en bolsa sean transformadas en subsidios que alivien la situación de los usuarios más vulnerables, la clave para el sector en mi opinión es atender esta coyuntura manteniendo las reglas del mercado lo que permitirá seguir atrayendo las inversiones requeridas. Al final sino se corrige la estrechez entre oferta y demanda los precios no van a bajar y para esto la estabilidad regulatoria va a ser fundamental.
¿En qué consiste su propuesta de “pague lo generado” con la cual se disminuiría la exposición de las generadoras a los precios de bolsa?
También se trata de una idea trabajada en conjunto con todos los generadores que somos parte de Acolgen, hoy en día existen comercializadores que no tienen todas sus necesidades de energía cubiertas por contratos de largo plazo. Está situación genera una alta exposición a los precios de bolsa que han estado muy volátiles en el comienzo del año, nuestra propuesta consiste en establecer un programa para que los comercializadores más expuestos puedan ampliar su contratación y por ende reducir su exposición a la volatilidad de precios a través de contratos de largo plazo bajo la modalidad pague lo generado. Esto significa que, si las generadoras hidroeléctricas disponen de más agua de la esperada, puedan despachar esa mayor energía generada a precio de contratos de largo plazo en vez de ofrecerla en bolsa. Bajo este mecanismo las empresas generadoras podrían suscribir contratos para contribuir a la estabilización de los precios sin asumir riesgos en caso de no tener suficiente recurso para generar y las distribuidoras más vulnerables bajarían su exposición a bolsa, lo cual se traduciría en estabilidad de precios para el consumidor final.
¿Cómo titularizar la deuda que se tiene actualmente sin que se afecte el flujo de caja de las compañías?
Como sector hemos sugerido un esquema de titularización que permita que los comercializadores de la costa Caribe reciban recursos frescos ahora para seguir adelantando las inversiones que vienen realizando con el respaldo de un instrumento financiero que les asegure liquidez, respaldado por los ingresos ciertos a largo plazo de las facturas. Esto permite que las empresas financien las inversiones necesarias para mejorar el servicio, sin aumentar las facturas de los usuarios finales. La disminución de pérdidas y la mejor gestión de cartera fruto de las mencionadas inversiones, generaría flujos adicionales de ingresos para atender el cumplimiento de las mencionadas obligaciones financieras futuras. Esta opción además no requeriría recursos del presupuesto general de la nación.