Legislación
Elecciones regionales 2023
Desafíos para los recién elegidos
sábado, 28 de octubre de 2023
Comenzarán sus periodos con la inevitable realidad de un rápido deterioro de la economía en todo el país. En las áreas urbanas, el comercio, la industria y la construcción de edificaciones caen con fuerza
César E. Tamayo
Hoy amanecemos con noticias sobre quienes guiarán, desde lo público, el destino de nuestras ciudades y regiones. Mis sugerencias para los recién elegidos son dos. Primero: más que con cuotas, armen equipos con gente buena. Muy buena. El reto que enfrentan en esta coyuntura no da para menos. Segundo: estrechen las alianzas con empresas y comunidades. No hay alternativa.
Comenzarán sus periodos con la inevitable realidad de un rápido deterioro de la economía en todo el país. En las áreas urbanas, el comercio, la industria, y la construcción de edificaciones caen con fuerza. Mientras tanto, las zonas rurales sienten el frenazo en la construcción de infraestructura, y ven con impotencia cómo la actividad agropecuaria decrece.
Muy seguramente el desempleo y la informalidad, que por varios meses han venido cediendo, repuntarán en los próximos meses, especialmente si se aprueba la reforma laboral que cursa trámite en el Congreso.
Finalmente, tendrán que lidiar con una inminente crisis sanitaria, y con la posibilidad de disrupciones en los servicios públicos, por cuenta de los graves desaciertos del Gobierno en lo que corresponde al sistema de salud y al sector de energía.
Así que su primer reto será buscar acolchonar la caída con asistencia social, y recuperar sus economías generando oportunidades. Para esto no contarán con la política macroeconómica -que no es de su resorte- y en algunos casos necesitarán un diálogo pragmático entre los técnicos que supere las diferencias políticas con el Gobierno.
Algunas administraciones recibirán presupuestos en rojo, con muy poca autonomía para cambiarlos, y donde los impuestos territoriales mas importantes son, precisamente, los mas elásticos al ciclo económico.
Pero estas dificultades no pueden amilanarlos. Un uso pulcro y eficiente de las transferencias del SGP, que en 2024 crecerán a una tasa récord, puede ayudar a proveer ese colchón social desde las regiones. Al desempleo juvenil, que inevitablemente repuntará, puede hacérsele frente con una mayor financiación de la educación posmedia.
Para generar nuevas oportunidades de trabajo, tendrán que estrechar alianzas con las empresas como las que se forjaron en los años de la pandemia, y apoyar esquemas de garantías parciales que puedan reactivar el crédito para la Pyme y la vivienda.
Además, deberán profundizar los modelos de asociaciones público-privadas y obras por impuestos para recuperar la infraestructura social de los territorios -en especial colegios y hospitales- y avanzar con decisión en los grandes proyectos de movilidad sostenible y de transporte para la competitividad.
Para ayudar a encaminar sus territorios hacia el progreso económico y social de mediano plazo, deberían escuchar y apoyar a su mejor socio: la iniciativa privada. En años recientes, grupos de universidades, gremios, empresarios y líderes de extracción variada en algunas regiones se han organizado para cooperar y promover agendas estratégicas de desarrollo económico regional.
Finalmente, deberían aprovechar la difícil coyuntura para empujar una agenda seria de autonomía inteligente basada en instrumentos, capacidades y riesgos. No cabe duda de que algunas ciudades y departamentos tienen menos autonomía de la que su capacidad institucional les permitiría ejercer, y de la que requieren para aprovechar sus ventajas relativas.
La FND y algunos mandatarios salientes han empezado la tarea con ejemplos como la “Convención de Rionegro 2023”, desde Antioquia. Corresponde entonces a los electos convertir esos llamados en avances materiales hacia una verdadera descentralización territorial.