Laboral

Una mayor inclusión es el mejor negocio

La Ocde y el Fondo Monetario Internacional señalan que cerrar las brechas de género impulsaría el crecimiento económico

Iván Bernal Marín

El desafío de una mayor equidad de género requiere fuentes de inspiración, heroínas que muevan fibras. Así como el nombre de Diana Trujillo, la caleña en la Nasa, se ha convertido en referente de lo que pueden alcanzar las mujeres colombianas, el terreno empresarial es fértil en mujeres líderes que entrañan el poder de inspirar a nuevas generaciones. Esto es lo que quiso destacar LR, y en cada una de las nominadas a Empresaria del Año reside esa fuerza.

Porque la desigualdad de género está lejos de ser superada, en Colombia y Latinoamérica. Sobreabundan los diagnósticos. Solo en el inicio de este mes, el Banco Mundial acaba de revelar que alrededor de 2.400 millones de mujeres en edad de trabajar en el mundo no gozan de los mismos derechos económicos que los hombres.

Algo necesita cambiar. En 178 países persisten barreras legales que les impiden a las mujeres participar plenamente en la economía; en 86 países, afrontan algún tipo de restricción laboral; en 95, no hay garantías de igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor. En Colombia, ganan en promedio 36% menos que los hombres, según Acrip.

A nivel mundial, las mujeres apenas acceden a tres cuartas partes de los derechos reconocidos a los hombres. Solo 23 países dieron pasos para promover la inclusión económica de las mujeres en 2021; y solo 12 tienen paridad jurídica entre géneros.

El World Inequality Report evidencia además que la tasa de participación laboral de las mujeres en Latinoamérica apenas llega a 52%. Es importantísimo recalcar que es un problema que se extiende mucho más allá de las empresas y del plano económico. ONU Mujeres revela que 2,7 mujeres fueron asesinadas cada día en Colombia durante 2021. Fueron más de 98.546 mujeres las que sufrieron el año pasado algún tipo de violencia, en la manifestación más extrema de la inequidad.

Las cifras ponen de relieve un panorama dramático. Pero no es nuevo. Desde hace años sabemos que se necesita más, pero nada pasa. No suceden las transformaciones necesarias y los avances en equidad de género nunca despegan del campo de lo “tímido”. Abordar un fenómeno como el de la desigualdad de género reclama una mayor articulación de distintos frentes, una acción integral. La solución no está en manos de un solo actor, sino que convoca a todos. Desde lo privado a lo público, se requiere un mayor compromiso como sociedad.

Desde las empresas se podría trabajar más para ayudar a corregir la situación; para acortar la distancia en el camino que nos falta por recorrer, y sumar más mujeres líderes empresariales, que contribuyan con sus visiones al desarrollo social y económico.

Según Aequales, con mayor inclusión de mujeres en rangos directivos, se tiende a incrementar entre 8 y 13 puntos básicos el retorno sobre los activos en una empresa. La mejoría puede llegar hasta 24,6% si se alcanza una mínima de 30% de cargos directivos ocupados por mujeres. Esto, en términos monetarios, en lenguaje de estados financieros. El Fondo Monetario Internacional y la Ocde señalan que cerrar las brechas de género dispararían crecimientos de doble dígito en los países más desiguales.

A nadie le cabe duda que ganaríamos mucho como país con más mujeres activas económicamente, con más empresarias líderes aportando a un mundo más equitativo en beneficio de todos y todas. Pero es una conversación que no solo debe darse entre mujeres, sino también entre hombres; en especial, entre los líderes y tomadores de decisiones, que mantienen la balanza inclinada a su favor. Y para incentivar esto, el ejemplo de lo que han logrado algunas puede movilizar a muchas más.

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