Análisis

¡Todos optimistas, por favor!

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El peso que puede tener la felicidad o el optimismo en lo que hacemos es real y se puede medir. Martin Seligman lo hizo

Vanessa Pérez Díaz

Macroeditora de Nuevos Contenidos del diario La República

Si hay una persona que sabe cómo influye el optimismo en el sector empresarial es el psicólogo y escritor estadounidense Martin Seligman (1942), quien ha dedicado buena parte de su vida profesional a investigar y a medir no solo el optimismo, sino también la felicidad y la esperanza en el ser humano.

Seligman es conocido como ‘el padre de la psicología positiva’ porque fue uno de los primeros en asignarle rigor científico a conceptos como la felicidad y en asegurar que las terapias o tratamientos psicológicos deben concentrarse no tanto en eliminar recuerdos negativos o traumas, sino más bien en fomentar “lo que puede hacernos felices”.

Colombia siempre ha figurado en la lista de los países más felices del mundo (World Happiness Report/Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible y Gallup World Poll), una información de la que siempre se hacen chistes en redes sociales y pocos creen en el poder que hay detrás de un tema como éste.

Lo cierto es que el peso que puede tener la felicidad o el optimismo en lo que hacemos es real y se puede medir, así muchos crean que es solo el tema de moda en una campaña. De hecho, además de Seligman hay otros que estudiaron la felicidad y el optimismo con un lente científico como Ed Diener (1946-2021) y Mihaly Csikszentmihalyi (1934-2021).

Una investigación hecha por Seligman y otros colegas, entre los 80 y 90, para medir las ventas en la compañía MetLife, demostró que el optimismo en los colaboradores puede funcionar como un activador de éxito empresarial ¿Por qué? Considerado uno de los estudios de psicología positiva más importantes en el sector asegurador estadounidense, con esta investigación se descubrió que los nuevos vendedores de pólizas que eran optimistas vendieron 37% más de seguros en sus primeros dos años que los pesimistas. De hecho, la empresa contrató a un grupo especial de vendedores que obtuvieron una puntuación alta en optimismo, pero fallaron en la evaluación normal, y el resultado fue que superaron a los pesimistas en 21% en su primer año y en 57% en el segundo año. Además, vendieron más (27% más) que un agente promedio. (Schulman, 1995).

En Colombia no solo somos felices, somos también resilientes y eso es un plus a la hora de superar obstáculos y, por tanto, de crecer. Si tuviéramos una conversación con Seligman, nos diría que una de las formas de garantizar el desarrollo de un país es teniendo personas felices y optimistas, porque eso las hace más productivas.

Esto no solo es porque desde el optimismo el panorama más oscuro se ve con buenos ojos, sino porque cuando somos optimistas estamos mejor preparados o tenemos una mejor disposición para enfrentar retos y superarlos. Para el ‘padre de la psicología positiva’, el optimismo es “un sentido de control personal así como la habilidad para encontrar sentido a las experiencias de la vida y se asocia a una mejor salud mental (Seligman, 1998).

En medio de una coyuntura nacional y global en la que muchos nos dicen que “todo va mal”, ahora más que nunca es necesario que ¡todos seamos optimistas, por favor!

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