Análisis

Lo bueno, lo malo y lo feo de la economía en 2021

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Munir Jalil

Lo bueno
Crecimiento económico sin inflación, lo cual permite una política monetaria laxa.

El año 2021 será un año en el que la economía va a recuperarse. Esta es, tal vez, la parte más fácil de justificar ya que, ante la caída tan fuerte que observamos en actividad económica este año, en la medida en que en 2021 la actividad económica no sufra de procesos de aislamiento tan fuertes, el crecimiento va a ser claro y contundente.

Esperamos que sectores como la construcción, el petrolero y la minería, repunten de forma importante, seguido por el comercio y las manufacturas. Sin lugar a dudas, ante la caída de la inversión (-18% anual al tercer trimestre), este es el rubro del que esperamos una mayor recuperación en 2021 y para ello se hace necesaria la colaboración tanto del sector privado como del público. Estamos seguros de que en la medida en la que sigamos en una etapa de convivencia con el virus, aprenderemos a ser más productivos mientras nos cuidamos, lo que redundará en una mejora en la producción nacional.

El crecimiento de la actividad económica se dará en un ambiente en el que la inflación se mantendrá dentro del rango meta del Banco de la República (2% al 4%) ya que al estar la economía comenzado a recuperarse, no tendríamos lo que los economistas llamamos presiones de demanda.

Así las cosas, en un contexto de una economía en proceso de recuperación, pero en ausencia de presiones inflacionarias, el Banco de la República estará en capacidad de mantener sus tasas de interés en los niveles actuales (1,75%) durante todo el año entrante.

La política monetaria buscará entonces mantenerse en un terreno expansivo con el fin de apoyar la consolidación de la recuperación económica nacional.

Lo malo
Volveremos a ver un deterioro de la cuenta corriente.

En lo que respecta a las cuentas externas, durante el 2020 observamos una mejoría en el déficit de cuenta corriente del país. Esto se debió a que, con la estrepitosa caída de la demanda, no se tuvo necesidad de realizar tantas compras externas, al tiempo que las utilidades de las compañías extranjeras operando en Colombia también se vieron fuertemente afectadas.

Esto llevará el déficit de cuenta corriente a niveles alrededor del 3% del PIB este año, en una franca mejoría con respecto a los niveles de más de 4.5% que llegamos a observar antes de la crisis.

Sin embargo, para el año entrante, con un proceso de recuperación de la actividad económica, este déficit volverá a subir, ubicándose en niveles del 3.8% de PIB.

Lo feo
Si no logramos aprobar una reforma fiscal, el país podría perder el grado de inversión.

Los grandes retos en materia de política pública del 2021 se darán desde el lado de la política fiscal. Es absolutamente claro que el gobierno tuvo que incrementar sus gastos este año con el fin de mitigar los impactos negativos producto de la pandemia.

Esto conllevó a un deterioro de sus cifras fiscales poniéndonos, a la luz de las calificadoras de riesgo, en una situación que de no corregir haría que perdiéramos el grado de inversión.

Así las cosas, la necesidad de llevar a cabo una reforma que incremente los ingresos (el gobierno la ha llamado una reforma fiscal) a partir del 2022 está más que justificada.

Lo anterior implica que dichos cambios deben quedar aprobados por el congreso en 2021 y serán el foco de atención por parte del Gobierno Nacional.

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