Análisis

Avalúos corporativos, un asunto de peso

Daniel Vásquez

En este mundo globalizado, los avalúos parecen ser un tema lejano y distante que poco toca con la población pero, a todos nos toca el bolsillo.

El patrimonio de una pareja que se separa, un banco que presta dinero del público para una hipoteca, una entidad gubernamental que compra un predio o una compañía que recibe un lote en dación de pago por una deuda dependen de esa cifra que determina el avaluador para saber, a ciencia cierta, en qué estado quedan sus finanzas.

Así de grande es la responsabilidad de los avaluadores y así de importante elegir al avaluador indicado pues será ese profesional quien nos tase el patrimonio.

Por ejemplo, para los avalúos que requieren las entidades estatales o las negociaciones de gran calado de compañías privadas es imprescindible una total transparencia al fijar el precio.

En esos casos, los avalúos deben hacerse en unión y análisis de varios profesionales de larga trayectoria, conocedores del territorio donde está ubicado el predio y del real potencial económico de las propiedades así como las limitaciones que les fijan tanto las normas como los Planes de Ordenamiento Territorial.

Finalmente, la máxima ley de los avalúos indica que las cosas valen lo que dan por ellas y, por eso, el avaluador debe tener un banco de información sobre las transacciones reales realizadas recientemente para poder leer las tendencias del mercado. Este no es un tema conceptual, es un valor que debe corresponder con el momento económico de la región y con el verdadero potencial productivo del inmueble.

Por eso existen 13 categorías que corresponden a una especialización: inmuebles urbanos, rurales y especiales; recursos naturales, obras de infraestructura, edificaciones de conservación y monumentos históricos, maquinaria fija, maquinaria con equipos especiales, obras de arte y orfebrería, semovientes, activos operacionales, intengibles e intangibles especiales. Cada avaluador debe tener, además de un Registro Nacional de Avaluador, la autorización expresa de una entidad Autoreguladora que demuestre que aprobó los exámenes de conocimiento para hacer avalúos y en qué su especialidad.

Luego de fijar un valor, este equipo debe llevarlo a un comité técnico de avalúos con otro grupo de profesionales que auditarán y supervisarán las técnicas y los muestreos utilizados para llegar a esa cifra. Es decir, son varios los profesionales y las instancias que deben agotarse para determinar el valor de un predio de interés público o para grandes transacciones.

Este equipo humano deberá estar en capacidad de sustentar técnicamente el avalúo ante el juez en caso de reclamación.

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