Hacienda
Encuesta Empresarial 2014-I
En innovación abundan las iniciativas, pero también la desarticulación institucional
martes, 15 de julio de 2014
El despliegue de las políticas nacionales de innovación en Alemania, se encuentra sustentado en tres criterios que son la base de su éxito.
Saúl Pineda
Alemania no solo es un caso de éxito futbolístico. Es un país cuyo crecimiento sostenido de largo plazo ha estado fundamentado en índices de inversión en investigación, desarrollo e innovación cercanos al 3% del PIB. Este índice en Colombia es solo de 0,17%.
El despliegue de las políticas nacionales de innovación en Alemania, se encuentra sustentado en tres criterios que son la base de su éxito: a) una visión de largo plazo que prioriza políticas productivas y sectores, articulados con áreas de innovación, en pocos frentes como la salud, la adaptación al cambio climático, la movilidad y la seguridad; b) la estrecha vinculación del sector productivo con los centros de desarrollo tecnológico, muchos de ellos anclados a universidades e institutos técnicos y tecnológicos de altísima calidad; y c) una estrategia institucional y de financiación de proyectos de ciencia, tecnología e innovación en la que existe alta coordinación y concurrencia del gobierno federal y de las regiones.
Es necesario reconocer que en el marco de la estrategia de las “locomotoras” del crecimiento, una de las cuales era la innovación, el Gobierno colombiano puso en marcha algunas iniciativas contempladas en la Ley 1450 de 2011 (Plan Nacional de desarrollo 2010 - 2014). En primer lugar, cabe destacar la creación de Innpulsa, como dependencia de Bancóldex, para financiar proyectos de innovación empresarial y emprendimiento. De acuerdo con los reportes oficiales, en sus primeros 15 meses, Innpulsa invirtió alrededor de $120.000 millones en proyectos de innovación que beneficiaron a un grupo de 660 empresas.
En segundo lugar, debe mencionarse que la misma Ley incluyó cambios normativos para otorgar beneficios a las empresas por sus inversiones en investigación y desarrollo, con deducciones de su renta de 175% del valor invertido en dichos proyectos. Las estimaciones iniciales señalan impactos relativos en productividad y exportaciones de las empresas que se acogieron a este beneficio. Finalmente cabe destacar el Acto Legislativo 5 de 2011, reglamentado mediante la Ley 1530 de 2012, por el cual se establece que 10% de los ingresos del Sistema General de Regalías deben ser destinados al Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación.
No obstante, a la luz de los criterios de éxito ilustrados en el caso alemán, las inversiones ejecutadas en materia de ciencia, tecnología e innovación en Colombia, durante los últimos cuatro años, harían pensar que en nuestro país el vaso se encuentra “medio vacío”. De hecho, de acuerdo con las proyecciones más autorizadas, cuando concluyan todas las acciones que están en marcha, no habrá variado significativamente la exigua participación de las actividades de investigación, desarrollo e innovación como porcentaje del PIB nacional, que en todo caso estarán muy por debajo de 1% y lejos de los estándares internacionales.
El país no cuenta en la actualidad con una estrategia productiva, que integre eficazmente sectores clave con áreas prioritarias de innovación. La apuesta por 20 sectores de talla mundial - cada vez que un sector hace “lobby” llega uno nuevo - demuestra la falta de foco del Programa de Transformación Productiva (PTP); La Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (Ley 1286 de 2009) prácticamente sigue sin estrenar en la tarea de reestructurar y fortalecer a Colciencias como rector del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación.
Por eso abundan las iniciativas pero también la desarticulación institucional. Y, en todo caso, los proyectos financiados con regalías en los departamentos han desnudado la baja capacidad institucional existente, no solo para formular y ejecutar esos proyectos, sino también para facilitar la concurrencia y la coordinación del Gobierno nacional e instituciones regionales en las iniciativas de innovación. Para no hablar de la débil integración aún existente entre universidades, centros de desarrollo tecnológico y empresas.
Así que algo va de Alemania a Colombia - y no me refiero al fútbol donde nuestras distancias se acortan-, como algo va de Dinamarca a Cundinamarca.