Hacienda

2016: un año agridulce para la economía

Miguelyein

José Manuel Restrepo Abondano

Dentro de este marco, el comportamiento de la economía colombiana dejó un sabor agridulce. Por un lado, el país se enfrentó a una dificil situación por la fuerte caída de los precios del petróleo, que llegaron a mínimos de aproximadamente US$35 por barril, reduciendo la entrada de divisas y dando un fuerte golpe a las finanzas del Estado, lo cual consecuentemente hizo inminente la necesidad de una reforma tributaria. A su vez, la baja del precio del petróleo fue la principal responsable del importante aumento del dólar, que en el mes de febrero superó la barrera de los $3.400, cifra récord en la historia colombiana.

Es una realidad entonces que parece haber un nuevo valor estructural del dólar y que será muy difícil que volvamos a la época en que hacíamos nuestras cuentas con un dólar de $2.000 - o en que veíamos el barril de petróleo a US$100.

Ahora bien, un dólar caro, el fenómeno del Niño y el paro camionero de principio de año llevaron a que la inflación se disparara en el primer trimestre, llegando a un acumulado anual de aproximadamente 8%, es decir, el doble del rango meta máximo de 4% que ha definido el Banco de la República. Así las cosas, era evidente que el Emisor aumentaría las tasas de interés, decisión que implementó por siete veces durante el año, pasando de 5,75% en enero a 7,75% desde agosto, subida que se transmitió a un mayor costo del dinero en los mercados financieros. El aspecto positivo es que la inflación ha efectivamente cedido, y terminará el año en un valor cercano a 6%.

Por el otro lado, 2016 deja hechos esperanzadores, como la firma de los acuerdos de paz con las Farc, suceso que, independientemente del debate entre el “Sí” y el “No”, representa un logro trascendental en la historia del país. Es de resaltar la aceleración de la construcción, que de acuerdo con el Indicador de Inversión en Obras Civiles publicado por el Dane, ha registrado al tercer trimestre del año un aumento de 80,6% en vías férreas y pistas de aterrizaje, y de 12,7% en carreteras, calles, caminos y puentes.

En el mismo sentido, datos de la Andi revelaron un aumento de la producción industrial de 3,9% entre enero y octubre, crecimiento jalonado principalmente por el dinamismo que Reficar ha generado en la cadena petroquímica del país, en la que la refinación de petróleo tuvo un notable crecimiento de 19,1% en el mismo periodo.

Vale la pena destacar además que la aprobación de la reforma tributaria genera no solamente unas perspectivas de mayor solidez de las finanzas públicas, sino también abre paso a una necesaria simplificación del estatuto tributario, a una lucha más directa contra la evasión y a la corrección de problemas que le restan competitividad al sector empresarial, factores esenciales para el fomento del crecimiento y la estabilidad de largo plazo.

Todos estos sucesos tuvieron repercusión en la imagen favorable o desfavorable de los ministros y funcionarios del Gobierno los cuales de cara a 2017 tienen grandes retos para sacar adelante la economía.

Pero, más allá de limitarnos a hacer un balance de lo acontecido, es necesario prepararnos para afrontar los retos que nos esperan, como el de la construcción de una sociedad en paz, más equitativa, más competitiva, sostenible y libre de corrupción. 2016 nos dio tragos amargos, pero al final nos deja un sabor dulce, un gusto a esperanza, una confianza en que 2017 traerá cosas mejores para todos y que ese nuevo país que soñamos sí es posible.

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Juan Manuel Santos