Hacienda
¡Es la economía, estúpido!
Apuntes de campaña
martes, 3 de mayo de 2022
Es hora de hacer un enérgico llamado de atención a las campañas para que garanticen un voto informado y fortalezcan la democracia.
Cesar E. Tamayo
Decano de Finanzas, Economía y Gobierno, Universidad Eafit
En las propuestas económicas que contienen los programas de gobierno de los tres candidatos más sonados -Petro, “Fico” y Fajardo-, hay de todo: desde coincidencias y aciertos, hasta descaches mayúsculos y riesgos considerables.
En la forma, se le abona a Gutiérrez que presente metas concretas en asuntos económicos, y a Fajardo que incluya un inventario detallado sobre cómo espera equilibrar las finanzas públicas. En el fondo, hay, cómo no, coincidencias en algunos titulares escuetos que, por la superficialidad en su exposición parecen ya lugares comunes: todos proponen reducir exenciones tributarias, implementar un catastro multipropósito, incrementar los beneficios de Colombia Mayor, financiar no sé cuántas viviendas, y ampliar los cupos del Sena.
Pero hablemos de las diferencias, que revelan el verdadero talante de las campañas. Aunque existen posiciones sobre todo el espectro en asuntos como la estabilidad macro o los TLCs (Fico propone “aprovecharlos”, Fajardo “revisarlos”, Petro “renegociarlos”), quisiera aquí enfocarme en el conjunto de propuestas que en mi opinión más distingue a una campaña de otra.
El programa de Fajardo, no es ninguna sorpresa, contiene las propuestas más completas y mejor articuladas en materia de educación en todos los niveles, y muestra un camino para incrementar la productividad laboral en el mediano plazo. Habla explícitamente de transformar la educación básica y media, sugiere impulsar el Marco Nacional de Cualificaciones para la educación técnica, y propone un modelo más abierto (con empresarios, universidades) y descentralizado (con gobiernos locales-regionales) para la oferta de formación para el trabajo que mejore su calidad y pertinencia.
En cambio, el rasgo para mi sobresaliente del programa de “Fico” tiene que ver con sus propuestas para generar empleo privado, modernizar la economía e insertar nuestras empresas en el comercio global. Su programa ofrece propuestas que van desde la provisión de infraestructura y otros bienes públicos, hasta la modernización del estatuto tributario y del código sustantivo del trabajo, pasando por un compromiso de implementar las recomendaciones de la Misión de Internacionalización. Y lo más llamativo de todo: el programa es el único que dedica unas cuantas líneas a la necesidad de fortalecer competencia en todas las industrias, reduciendo barreras de entrada y otras regulaciones que generan asimetrías e incentivan la integración.
A su turno, en el programa de Petro distingue, además de la posición radical frente a los hidrocarburos y las hidroeléctricas, su énfasis en proponer más presencia del Estado en varios espacios de la sociedad. Busca crecer la banca pública de primer piso, moldea su estrategia educativa alrededor de la educación superior pública gratuita, propone que los ingresos para la vejez de más del 90% de los trabajadores se administren por el Estado, y plantea movernos hacia un sistema público único y universal en salud gobernado por un Consejo Nacional de Salud y sus brazos territoriales. Todo esto mediado por un discurso sobre “economías populares” como un agente hasta ahora no integrado en la economía nacional.
Ahora bien, este ejercicio de contrastar las propuestas de los candidatos queda incompleto sin los espacios de discusión y debate que las campañas han rechazado asiduamente (la práctica fue liderada por Petro, pero ha sido replicada recientemente por otros candidatos). Es hora de hacer un enérgico llamado de atención a las campañas para que garanticen un voto informado y fortalezcan la democracia.