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Los desafíos de las ciudades y la vivienda
jueves, 28 de junio de 2018
Se requiere proveer espacios residenciales para 254.000 hogares urbanos que se crean anualmente y reducir el déficit habitacional urbano cualitativo y cuantitativo.
Sandra Forero
La ciudad y la vivienda son fuentes de bienestar y de progreso social. Hoy el país tiene 63 ciudades de más 100.000 habitantes y 113 municipios que conforman 18 aglomeraciones urbanas. Esto deriva en que 75% del Producto Interno Bruto se genere en los centros urbanos y se concentre la creación de ocho de cada 10 puestos de trabajo en las urbes. Así mismo, el acceso a la vivienda formal y la creación de un hábitat sostenible tiene grandes atributos en la superación de la pobreza, la solución del déficit habitacional y el desarrollo urbano. Para la mayoría de los hogares del país, su vivienda representa el activo más importante, y su amortización, la principal responsabilidad financiera.
En estos frentes de la política pública persisten desafíos. En primer lugar, está la necesidad de contar con una mejor planificación a nivel regional. Los datos del DNP evidencian que solo existen seis áreas metropolitanas constituidas de las 18 aglomeraciones urbanas existentes, donde además solo 21 municipios hacen parte de sistemas de transporte público integrado, y apenas 46% de los municipios cuenta con servicios regionales de acueducto y alcantarillado.
¿Y cuál debe ser el punto de partida para avanzar? Esto lleva a un segundo desafío que es la información de calidad del territorio. El 50% de los municipios ha determinado su suelo de expansión sin criterios técnicos y con información inadecuada, 61% ha delimitado erróneamente su suelo de protección; 62% no cuenta con plano cartográfico, en 21% de los casos el plano no está georreferenciado; y 97% no cuenta con estudios de amenaza y riesgo. A nivel catastral, 67% de los municipios tienen sus catastros urbanos desactualizados, y existen limitaciones referentes a la cartografía básica, escala mínima requerida, estándares en los levantamientos prediales y en la gestión institucional de la información. La información del territorio debe ser una prioridad y por eso bienvenidas todas las acciones en esa dirección.
El tercer desafío es el acceso a la vivienda formal. Se requiere proveer espacios residenciales para 254.000 hogares urbanos que se crean anualmente y reducir el déficit habitacional urbano cualitativo y cuantitativo que afecta a cerca de 1,9 millones de ellos, concentrado principalmente en la base de la pirámide socioeconómica. El 37% de los hogares urbanos del país tiene ingresos inferiores a 1,5 salarios mínimos y existe 66% de estos que derivan su sustento de fuentes informales. La receta tiene como base dos componentes, por un lado, dar continuidad a los mecanismos que facilitan el cierre financiero como los subsidios a la cuota inicial y las coberturas la tasa de interés, así como diseñar programas efectivos de arrendamiento social.
Todo esto se debe promover en un marco de mejoras en la productividad y bajo un entorno favorable para la inversión. Así pues, un cuarto desafío será hacer que la innovación, la digitalización y la tecnología sean fuentes de productividad; y donde la seguridad jurídica para las inversiones se sustente en mejoras institucionales, respeto por los derechos adquiridos derivados del proceso de urbanización y donde los trámites sean un paso hacia la formalidad y no un cuello de botella insuperable y conducente a la ineficiencia. Trabajar de manera oportuna en estos frentes, hará más fácil que en los próximos años se hable, en vez de desafíos, de oportunidades de las ciudades y la vivienda.