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La responsabilidad como base de la competitividad

a RSE debe ser un eje transversal que influya en el comportamiento empresarial y determine principios éticos.

Lina Montoya

Actuar responsable es una estrategia competitiva, más cuando el mundo nos muestra los grandes retos que tenemos que afrontar respecto al cambio climático, pobreza, desigualdad, sobrepoblación, corrupción, entre otros. El concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) ha tenido diversas variaciones en el tiempo, pasando desde lo filantrópico hasta la incorporación de estrategias corporativas que apuntan a la generación de valor compartido, que no es más que la búsqueda de una rentabilidad que genere un bienestar para la sociedad en materia económica, social y ambiental.

La RSE debe ser un eje transversal que influya en el comportamiento empresarial y determine principios éticos y estratégicos sobre los planes de desarrollo que tenga la empresa para sí misma y para las regiones donde hace presencia.

Las empresas B son ejemplo de cómo la RSE se convierte en un pilar central de su estrategia corporativa, pues elaboran su modelo de negocio cumpliendo con altos estándares sociales, ambientales y de gobierno corporativo.

No solo consideran los intereses financieros de sus accionistas, sino también el bienestar de sus empleados, el trabajo conjunto con sus proveedores y clientes, el desarrollo sostenible de la comunidad a la que pertenecen y el cuidado del medio ambiente. En Colombia existen varias empresas certificadas B, como Crepes & Waffles, Choucair, Fruandes, Hybrytec, Portafolio Verde, Siembra Viva, Maria Panela, entre otras.

Con la incorporación de estrategias corporativas de RSE, Bancolombia ha construido un plan de desarrollo territorial que va más allá del negocio.
No solo ofrecerá su portafolio de productos y servicios, sino que llevará estrategias de inclusión y educación financiera, programas para fortalecer las habilidades de lectura y escritura en instituciones educativas rurales, así como becas para que jóvenes del campo del país puedan acceder o continuar en la educación superior, convirtiéndose en agentes de transformación para sus comunidades.

Los modelos de asociatividad y financiamiento de comunidades agro, otra de sus iniciativas, han permitido fortalecer el emprendimiento rural, el crecimiento de las pymes y un trabajo colaborativo en alianza con clientes y aliados.

El mundo de hoy requiere evolucionar en las diferentes iniciativas en RSE, como por ejemplo en los voluntariados corporativos, los cuales deben pasar de un enfoque asistencialista a generar impacto de largo plazo en las comunidades.

Esto lo logran con iniciativas como el conocimiento de las poblaciones por parte de los empleados, mentorías a empresas con modelos de negocio rentables con alto impacto social y ambiental, que acompañan procesos y ayudan a resolver necesidades de esa población.

Para Bancolombia, el voluntariado corporativo es una herramienta de doble vía, en la que los empleados se conectan con las comunidades y necesidades para traer ese conocimiento al banco, innovar y reformular sus servicios para que sean cada vez más acordes a las necesidades de las personas.

Hoy no resulta extraño que las empresas que incorporen criterios de responsabilidad económica, social y ambiental dentro de sus estrategias corporativas sean más atractivas, no solo para los inversionistas para atraer el mejor talento humano que garantice que sean las mejores empresas para el mundo y contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad.

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