No se esperan grandes acuerdos entre los más de 190 países que están en la COP30
viernes, 14 de noviembre de 2025
Expertos que le siguen la pista al encuentro creen que difícilmente se producirá un anuncio relevante, pero hay países que atraerán capital privado verde
La COP30, celebrada en Belem do Pará, será el escenario de duras negociaciones en las que casi 190 países buscarán, no solo una visión para limitar el calentamiento global en la próxima década, sino acciones concretas para cumplir el objetivo. Sin embargo, varios expertos que le hacen seguimiento al encuentro coinciden en que hay pocas expectativas sobre grandes acuerdos.
En esta edición de la conferencia, los participantes tratarán de sellar compromisos sobre la financiación a las iniciativas de conservación y a adaptación climática de las naciones emergentes; también se abordarán metas de transición energética y compromisos para una reducción más agresiva de los combustibles fósiles.
Las acciones encaminadas a limitar el aumento de la temperatura también deberían entrar en los compromisos nacionales de reducción de emisiones (las llamadas NDC: contribuciones determinadas a nivel nacional), que este año debían actualizarse en febrero.
El meollo del asunto es la eterna disyuntiva entre las actividades que generan riqueza para un bloque de naciones, que no serían fácilmente prescindibles, y la salud del planeta.
Los participantes tendrán plazo hasta el 21 de noviembre para generar acuerdos y, el reto, es que sean planes realmente vinculantes, mucho más en un momento en el que las Naciones Unidas estiman que la meta de poner un techo de 1,5° al calentamiento ya es inviable.
Según las previsiones actuales de la ONU, el mundo avanza hacia un incremento de la temperatura de 2,8°, pero si se cumplen los nuevos compromisos para el futuro, esa cota podría reducirse a entre 2,3° y 2,5°. De ahí que los ojos del mundo estén sobre las voluntades y verdaderos compromisos de los países.
Las finanzas
Recientemente trascendió que fue publicada una hoja de ruta para ampliar la financiación climática y esta será la base para una puja potencialmente controversial entre las partes.
El año pasado, en la COP29, celebrada en Azerbaiyán, las naciones acordaron proporcionar US$300.000 millones anuales para 2035, con la ambición de alcanzar hasta US$1,3 billones de diversas fuentes, pero son cifras que, a juicio de varios especialistas, no parecen muy alcanzables.
“No pocos ven una luz de esperanza en que los recursos financieros para la adaptación en los países en desarrollo se incrementarán en la COP30. Cuán equivocados: En 2024 estos recursos ascendieron a US$26.000 millones cuando se requieren US$332.000 millones, esto según el Adaptation Gap Report 2025”, comentó Manuel Rodríguez Becerra, profesor emérito de la Universidad de los Andes y quien fue el primer ministro de Medio Ambiente de Colombia.
Además, hizo notar que 10% de los US$26.000 millones mencionados, los aportaba EE.UU., y esa contribución se suspendió unilateralmente.
“El incremento de la protección de la Amazonía se ha proclamado como uno de los principales objetivos de la COP, que se realizará justamente en la región, pero no parece factible. Según Carlos Nobre, no solamente se requiere detener la deforestación sino además adelantar una restauración masiva (150 millones de hectáreas), lo que significaría una inversión de aproximadamente US$1,2 billones en los próximos cinco años, una cifra que está años luz de la cooperación hoy existente” añadió el profesor.
En esas perspectivas conservadoras -y casi negativas- estuvo de acuerdo Abraham Korman, docente de la Universidad Javeriana, quien señaló que no espera el anuncio de grandes compromisos entre las partes asistentes.
“No esperaría que hayan grandes acuerdos, pero sí esperaría que haya muchas oportunidades para países tropicales, en los que crecen más rápido los bosques tropicales, para que se concreten inversiones en restauración”, comentó.
Brasil, el ganador
Al margen de lo que pueda lograrse entre las naciones, para el profesor Korman, el gran beneficiado del encuentro puede ser Brasil, cuyo presidente, Luiz Inacio Lula da Silva, está buscando contribuciones para financiar la conservación.
El docente detalló que, con el auge de la inteligencia artificial, las necesidades energéticas han aumentado exponencialmente, pues los centros de datos que soportan la operación de esta tecnología son grandes consumidores de electricidad; un motivo más por el que muchos países no cederían a metas ambiciosas para volcarse a las fuentes renovables no convencionales.
Lo que sí ocurre con el despertar de la IA, es que las grandes tecnológicas estarán interesadas en compensar su huella de carbono y, pese a que la elección de Belem do Pará ha sido cuestionada por su limitada capacidad hotelera para alojar a todos los visitantes, esta sería una movida estratégica para visibilizar la región amazónica.
“Yo creo que Brasil lo que quería era mostrar su selva y dejar claro en dónde quiere que inviertan. Entonces varios países pueden aprovecharlo porque están dispuestos a trabajar con el sector privado”, expuso el profesor Korman.
Viviana Marín, vicerrectora Académica de la Universidad de San Buenaventura y experta en temas de medio ambiente, se detuvo en la hoja de ruta para “Baku to Belém Roadmap to 1,3T”, con la que precisamente se apuntan a esos fondos de US$1,3 billones.
Lo más probable, dijo, “es un paquete de decisiones que fortalezca el marco financiero, dé mandato para implementar la hoja de ruta y arranque nuevas iniciativas, pero sin cerrar del todo la brecha entre los billones prometidos y los miles de millones desembolsados. Sí habrá acuerdos relevantes, pero más en clave de arquitectura que de cheques inmediatos”.
EE.UU. está desvinculado de los acuerdos
La administración Trump no enviará una delegación de alto nivel a la cumbre en representación de EE.UU. Esto sigue un patrón de desvinculación de la acción climática global que comenzó con la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París por parte del presidente Donald Trump en enero. La ausencia del mayor contaminador climático histórico del mundo en la cumbre se sentirá profundamente. Algunos expertos temen que esto pueda dar a otros países licencia para reducir su ambición, otros creen que puede ser beneficiosa.