Comercio

Entre bytes y bocados: así piensan y compran

Darío Minore, CEO de Burson Colombia

Las marcas favoritas de la generación Z nos gritan un mensaje claro: valoran la conexión fluida y la información instantánea que el mundo digital les ofrece, pero también anhelan la autenticidad.

Darío Minore

La generación Z, esa cohorte nacida con un smartphone bajo el brazo, a menudo es vista como un enigma. Hiperconectados, activistas digitales y con una sed insaciable de autenticidad, se esperaba que sus preferencias de consumo fueran radicalmente diferentes. Sin embargo, un estudio reciente de BAV nos ofrece una lista de las 20 marcas que más resuenan con ellos, y lo que revela es una mezcla sorprendente de lo digital, lo práctico y lo profundamente familiar.

Al analizar las preferencias de esta generación, que incluye nombres como Google, WhatsApp, Instagram, Gmail, Netflix y YouTube, no nos sorprende ver su ecosistema digital tan bien representado. Estas marcas no son solo aplicaciones; son extensiones de su identidad, sus herramientas principales para la comunicación, la información, el entretenimiento y la creación de contenido. Son la autopista por donde transcurre gran parte de su vida, y su presencia es tan orgánica como respirar. La expectativa aquí es una funcionalidad impecable, instantaneidad y una conexión sin fisuras.

Pero la historia no termina ahí. Junto a estos gigantes tecnológicos, encontramos un poderoso contingente de marcas que apelan directamente al confort, la nostalgia y la conveniencia tangible: Zenú, Chocoramo, Noel, Crem Helado, Nucita, Oreo, Ramo y Saltin Noel. Estas no son simplemente golosinas o alimentos; son pequeños placeres, sabores de la infancia, y a menudo, símbolos de momentos compartidos. La generación Z, aunque digital, valora enormemente la simplicidad, la comodidad y ese toque de familiaridad que un Chocoramo o una Oreo pueden ofrecer. Se trata de un refugio de lo real en un mundo a menudo virtual, donde el valor de un buen snack o un postre accesible es innegable. La inclusión de D1 también subraya esta búsqueda de valor y conveniencia en las compras del día a día.

Finalmente, el listado se completa con marcas que representan la funcionalidad pura y la fiabilidad: Colgate, Efecty, Rey, Clorox y Noraver. Estas no son marcas “cool” en el sentido tradicional, pero son esenciales. Resuelven problemas cotidianos, ofrecen soluciones prácticas y demuestran que, más allá del postureo digital, la gen Z es una generación pragmática. Valoran lo que funciona, lo que es eficiente y lo que cumple su promesa sin florituras. Efecty, por ejemplo, destaca por su utilidad en transacciones rápidas y accesibles.

En síntesis, las marcas favoritas de la generación Z nos gritan un mensaje claro: valoran la conexión fluida y la información instantánea que el mundo digital les ofrece, pero también anhelan la autenticidad, el confort y la fiabilidad de lo tangible y conocido. No se trata de elegir entre lo digital y lo físico, sino de integrar ambos mundos de forma orgánica en sus vidas. Para conquistar a esta generación, las marcas no solo deben ser innovadoras y estar presentes en sus pantallas, sino también ser honestas, útiles y capaces de generar ese “clic” emocional, ya sea a través de un like o de un bocado de su snack favorito. En su mapa de preferencias, la funcionalidad y la nostalgia conviven en perfecta armonía.

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