Hacienda

Lo fiscal como herencia maldita

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La suspensión de la regla fiscal no solo es un mensaje técnico de deterioro, es también una bofetada a la credibilidad internacional de Colombia

José Manuel Restrepo Abondano

La presentación del marco fiscal de mediano plazo demuestra que Colombia está jugando con fuego. No solamente porque se trata de un marco que adolece de credibilidad sino que, al incorporar la suspensión —sin sustento real— de la regla fiscal, genera una honda preocupación sobre la propia sostenibilidad de la macroeconomía colombiana en los próximos cinco a seis años. Estamos ya viviendo un giro peligroso hacia el populismo fiscal, el mismo que condujo a países como Argentina a una espiral de déficit, deuda, hiperinflación y empobrecimiento. Y como colofón de lo anterior, un gobierno entrante que heredará un desastre sin precedentes y la obligación de corregir el problema.

Desde agosto de 2022, la deuda pública ha aumentado en más de $300 billones, superando el 61% del PIB, acercándose al peligroso límite del 65% o más. El costo de esa deuda también ha escalado preocupantemente : Colombia se endeuda hoy a tasas superiores al 12% anual (creciendo más del 40% frente al costo financiero de hace unos tres años), y por eso en lo corrido de 2025, casi un tercio del recaudo tributario se ha destinado al pago de intereses, limitando inversión social y productiva. A ello se suma un déficit creciente, que para 2025 podría superar el 7,8% del PIB, el más alto de nuestra historia reciente.

La raíz de este problema es doble. Por un lado, los ingresos tributarios han sido sobrestimados. El Gobierno proyectó recaudos de $315 billones para 2024, pero terminará recibiendo solo $258 billones. Para maquillar las cuentas, incluyó ingresos extraordinarios por $15 billones derivados del “arbitraje de litigios” fiscales, algo que tanto la Universidad Javeriana como el Comité Autónomo de la Regla Fiscal calificaron inviable. Por otro lado, el gasto no se ha contenido: ha crecido en funcionamiento, en burocracia (con más de 12.000 cargos nuevos) y en programas clientelistas que poco aportan a la productividad del país y que hacen sostener el crecimiento del PIB en una fuente no sostenible.

Uno de los casos más simbólicos es el del Ministerio de la Igualdad, que en su primer presupuesto destinó el 60% a gastos administrativos, no a cerrar brechas. La inversión pública, por el contrario, ha sido recortada. En el Presupuesto 2025, se aumentan $19 billones para funcionamiento y $18 billones para deuda, pero se recorta la inversión en $17 billones. La ecuación es perversa: se gasta más, se invierte menos, se destruye la poca caja que hay y se recauda por debajo de lo prometido. Peor aún, las reservas presupuestales del año 2025 (el dinero comprometido pero no ejecutado) ya duplicaron el promedio histórico, generando una pesada carga que arrastrará el flujo de caja hacia 2026. El gobierno entrante no solo recibirá cuentas vencidas, sino un margen fiscal y de liquidez aún más reducido para maniobrar.

La suspensión de la regla fiscal no solo es un mensaje técnico de deterioro, es también una bofetada a la credibilidad internacional de Colombia. Seguramente nos dejará definitivamente fuera de la Línea de Crédito Flexible del FMI y nos acerca a una degradación crediticia. La prima de riesgo aumenta, el dólar sube, y la inversión privada se congela. Estamos rompiendo con décadas de manejo fiscal prudente.

Como quiera que este gobierno ya no corregirá, el próximo presidente enfrentará una bomba de tiempo: deuda desbordada, déficit insostenible y desconfianza generalizada. Seguramente se necesitará una emergencia económica para reordenar el Estado, reducir el gasto en al menos un 30%, reformar la estructura tributaria y reactivar la economía de la mano del sector privado.

La fiesta del gasto sin control, como siempre, termina en resaca. Y esta será amarga. Tristemente este gobierno entregará un país endeudado, desfinanciado y con menos espacio para invertir en lo social. Todos perderemos. El problema al final no es la regla o el marco fiscal. El problema será un gobierno que, como dibujaba la película “La estrategia del caracol”, nos dejará la “hp casa pintada” por fuera y por dentro absolutamente destruida. Se necesitará mucha inteligencia para arreglar la casa Colombia.

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Marco Fiscal de Mediano Plazo 2025 - Gustavo Petro - Ministerio de Hacienda