Organizaciones han emitido más de $1,85 billones a través de bonos sostenibles
martes, 28 de junio de 2022
Las entidades que más han emitido deuda de este tipo son Bancolombia, con $600.000 millones y Findeter, con $400.000 millones
El desarrollo económico ha dejado a su paso una huella de carbono que se ha hecho evidente a medida que las industrias y el mundo han mirado de frente el cambio climático y las consecuencias de un desarrollo desaforado del capitalismo galopante. El camino inició, entre otros orígenes, con el Acuerdo de París y derivó en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de Naciones Unidas, cuyos 17 enfoques pretenden construir un mundo mejor a partir de la cooperación.
Sin embargo, y contrario a lo que se podría imaginar hasta hace unos años, los mercados financieros han actuado como piedra angular para que el mundo transite hacia una economía circular y con propósitos establecidos, distintos a los que hasta el momento se han conocido. No solo la banca se ha valido de criterios Ambientales, Sociales y de Buen Gobierno (ASG) para colocar créditos destinados a proyectos que cumplan ciertos propósitos, sino que las empresas han encontrado en la emisión de bonos una herramienta para avanzar hacia metas puntuales.
Muestra de ello es que desde 2019 se han realizados seis emisiones de bonos sostenibles y verdes a través de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC). En total, han sido 12 series que han completado montos adjudicados por $1,85 billones, con una demanda de $4,25 billones y tasas que oscilan entre 2,47% y 10,60% efectivo anual (E.A.), y entre 1,14% y 3,4% mes vencido. Al final, han sido 12 series las protagonistas del mercado de capitales.
Según Diego Mora, country manager de BlackRock Colombia, el hecho de que las variables de riesgo como el cambio climático representen un riesgo financiero, obliga al mercado a tenerlo en cuenta e incluirlo dentro de sus planes de inversión y verlo como una oportunidad. “Los flujos de inversión hacia proyectos sostenibles están creciendo cinco veces más rápido que hacia los fondos comunes, razón por la cual las inversiones sostenibles van a ganar espacio en todos los portafolios”, indicó.
Entre las empresas que destacan en este proceso se encuentran Bancolombia, la entidad que ha colocado el mayor valor en bonos de este tipo, por $600.000 millones. De hecho, en su informe de gestión para 2021, la entidad destaca el desembolso de $36,9 billones para proyectos que incorporan todo tipo de criterios ASG y que pretenden apoyar el avance en este tipo de impacto.
A esta compañía le siguen, por tamaño de emisión, Findeter, con $400.000 millones; Banco de Bogotá, con $300.000 millones; Interconexión Eléctrica S.A., con $299.998 millones; Corficolombiana, con $131.350 millones; y Banco Finandina, con $127.976 millones.
Hoy, las organizaciones que participan en inversiones de este tipo en América Latina se distribuyen en fondos de pensiones, con 20%; bancos privados, con 13%; pensiones gubernamentales, con 11%; gestores de activos, con 11%; seguros, con 9%; dotación, fundaciones o instituciones benéficas, con 8%. De los activos de inversión a nivel global, 18% se destina a proyectos sostenibles, mientras que, en América, la cifra disminuye a 13%.
“A raíz de la crisis del covid, los flujos en las inversiones sostenibles crecieron más de lo que se esperaba. Uno de los principales factores determinantes en este impulso es la regulación que están imponiendo los gobiernos para compañías como las administradoras de fondos de pensiones”, resaltó Mora.
Este año ya se prevén dos emisiones más, una por parte de Finanzautos, la cual iría inicialmente por $100.000 millones, y la otra por parte del Banco de Occidente. Al respecto, el presidente de la entidad, César Prado Villegas, aseguró que con dicha transacción financiera “seguiremos fortaleciendo los productos de carácter sostenible que tenemos hoy en día, a lo cual se han sumado productos como una tarjeta en alianza con Unicef, la cual permite que por cada utilización que los clientes hagan, el banco done 0,5% al programa de saneamiento básico de agua potable”.