La visión de las Gobernadoras del Valle y Tolima para el futuro del campo 2026-2030
viernes, 5 de diciembre de 2025
Mandatarias del Tolima y Valle expusieron sus apuestas para un agro más competitivo, seguro y conectado, mientras alertaron sobre los desafíos que frenan la productividad
Angie Muñoz
La gobernadora del Tolima, Adriana Matiz, planteó una visión que busca aprovechar el peso del agro en la economía regional, donde el sector aporta el 22,8% del PIB departamental.
En ese plan, el café ocupa un lugar central: la gobernadora busca que el Tolima deje atrás el tercer puesto y se convierta en el segundo productor de café del país. Su visión se sustenta en una estrategia que reconoce las diferencias agrícolas del territorio. El departamento fue dividido en seis regiones con vocaciones productivas propias y, según explicó, la inversión pública se orienta a mejorar la movilidad rural mediante corredores que facilitan la salida de productos.
Matiz insistió en que la apuesta agrícola solo despegará si se convierte la seguridad en un punto de partida. Así lo resumió: “Estoy convencida de que no podemos seguir hablando del futuro del campo si no garantizamos primero la seguridad en los territorios”.
La mandataria del Tolima también advirtió sobre la presencia de disidencias y la presión extorsiva sobre los campesinos, un desafío que condiciona el crecimiento.
Un Valle del Cauca diversificado
Para la gobernadora Dilian Francisca Toro, el Valle del Cauca tiene una vocación agroindustrial más amplia que el azúcar. Su estrategia descansa en cuatro bases que, según dijo, son decisivas para el próximo ciclo: “El Valle del Cauca es más que hablar de la vocación azucarera, nosotros nos basamos en cuatro pilares importantes: el primero es la bioeconomía, la seguridad alimentaria, la diversificación y la sostenibilidad estratégica”, anotó.
El departamento lidera la producción de huevo en Colombia y se consolida en carne porcina, pollo, aguacate hass y piña Golden.
Además, avanza en agricultura y ganadería regenerativa, con un modelo de desarrollo rural integral que, de acuerdo con la gobernadora, ya llega a 15.000 campesinos.
Toro alertó sobre tensiones por tierras y sobre el deterioro de la seguridad. Afirmando que la expansión de las disidencias obliga a los gobiernos regionales a asumir responsabilidades que, según dice, deberían estar en manos de la nación.
Frente a esto concluyó que “la inseguridad nos afecta mucho, y eso impide la inversión, impide los proyectos que se puedan hacer”.
Ambas gobernadoras coincidieron en que sin seguridad, inversión y articulación institucional, el campo no podrá transformarse en los próximos años. El reto, dijeron, es enorme y urgente.