Sin agua no existe campo: el dilema que el agro no puede seguir posponiendo
viernes, 5 de diciembre de 2025
La crisis hídrica y el deterioro ambiental están redefiniendo las prioridades del sector agrícola. La ciencia pide actuar antes de que el daño sea irreversible
Angie Muñoz
Hablar hoy del agro colombiano es hablar de agua. Sin este elemento no hay productividad, no hay sostenibilidad y no hay futuro. Así lo advirtió Hernando García, director general del Instituto Humboldt, quien insistió en que el debate agrícola no puede seguir limitado a infraestructura y tecnología. Con una frase que marcó el tono de la conversación dejó claro el desafío central: “el agua no es un recurso, es un atributo que tiene nuestro territorio a través del funcionamiento de la biodiversidad”.
García planteó que el país debe entender la función ecológica del territorio como una condición productiva. Señaló que Colombia, potencia mundial en biodiversidad, sostiene buena parte de su producción rural gracias a a riqueza natural.
“Colombia es un país que tiene un tejido de vida único: dos de cada diez especies de aves del planeta están en Colombia, un simple río en la Amazonía tiene más especies de peces que todo Norteamérica, ese es el tejido que nos define como país. El sexto país en el planeta con mayor agua dulce” afirmó, y ese panorama, según él, debería convertirse en la base de cualquier estrategia agrícola.
A la vez, recordó que las regiones de montaña son especialmente vulnerables al exceso de agua y que el país enfrenta suelos cada vez más agotados. Esto incrementa la dependencia en fertilizantes y encarece la producción, lo que deja al agro en una situación frágil frente a los cambios ambientales.
La pérdida de biodiversidad también golpea la productividad del campo. García alertó sobre el efecto directo que tendría la disminución de polinizadores en cultivos clave. “Si caen lo polinizadores, cae la producción” dijo, un riesgo que afecta al cacao y a buena parte de los cultivos comerciales del país.
El director insistió en que proteger la biodiversidad no es una postura ambientalista aislada, sino un factor determinante para la competitividad. Sin diversidad, el sistema agrícola pierde capacidad de adaptación.
García llamó a los productores a trabajar de manera conjunta para sostener la productividad del campo sin sacrificar su base natural.