Hacienda
LR 65 años
El sistema financiero colombiano pasó de 95 bancos a 13 conglomerados
miércoles, 27 de febrero de 2019
La banca colombiana tiene un alto componente internacional
Gabriel Forero Oliveros
Este año el sector bancario local recibió dos noticias: la aprobación para que la compañía de financiamiento Serfinansa operara como banco, aval que dio luz verde a que la familia Char entrara a este negocio, que ahora tiene 25 entidades entre nacionales y extranjeros; y la entrada en vigencia de la Ley que le permite a la Superintendencia Financiera supervisar a 13 conglomerados financieros que se dividen en cinco colombianos y ocho foráneos, un proceso que finalizará en 2020.
La banca local ha tenido que transitar un camino largo para llegar al lugar en el que está. El inicio del crédito en Colombia se remonta al siglo XIX cuando el circulante lo componían monedas de oro, plata, níquel y cobre, y los controlaba la Iglesia, hasta que en 1870 se creó el Banco de Bogotá que se impulsó con la defensa de la libertad para la iniciativa económica privada de la Constitución de Rionegro y el auge de las exportaciones.
Con el terreno abonado nació el tiempo de la ‘banca libre’, que tomó su nombre debido a que no había un banco central, pero fue el momento histórico en el que hubo un auge regional que permitió, entre 1871 y 1923, crear 95 bancos comerciales (ver gráfico).
Al neonato sistema se le añadieron sucursales de bancos europeos que en los primeros años del siglo XX desembarcaron huyendo de la Primera Guerra Mundial. En ese punto el problema de la banca lo protagonizaba el desorden monetario, lo que derivó a que en 1923 naciera el Banco de La República, que se cimentaba en la economía cafetera, principalmente, a lo que se sumó la vigilancia de la Superintendencia Bancaria (hoy Superfinanciera) después de que Colombia pusiera en marcha las propuestas de la Misión Kemmerer.
Con esta figura se les dio fuerza a los bancos comerciales en el país, y fue hasta la mitad de 1900 que la Misión Grove dotó al banco de herramientas que se consolidaron con el Decreto legislativo 756 de 1951, que introdujo cambios en las políticas de créditos y cambiarias.
Al cabo de unos años y con el general Rojas Pinilla en el poder, con un discurso que enervaba a la banca, porque decía que no se les prestaba a los pobres, se impulsaron entidades especializadas para cada sector. Así La República registró la fundación del Banco Cafetero, el Banco Ganadero, la apertura de sedes internacionales del Banco Popular, hecho que generaba aplausos entre políticos extranjeros.
Esto fue refinando el sector y de acuerdo con Miguel Urrutia y Carlos Caballero Argáez, en su libro Historia del sector financiero colombiano en el siglo XX, entre los hitos importantes que marcaron los años 60 estaba el primer paro laboral bancario; la creación del Banco de Occidente en Cali y la conformación de la Junta Monetaria, “un hecho importante”, que recuerda el exministro de Hacienda, Roberto Junguito, quien señala que así volvieron las políticas cambiarias y crediticias al Estado, lo que se afianzó en 1973 cuando el Gobierno compró todas las acciones de la entidad.
Tiempo después, en el gobierno de López Michelsen, se decretó que la inversión extranjera en la banca no podía superar 49% de acciones de una entidad. Esa fue la antesala a una crisis que duró entre 1982 y 1986 y comenzó con la suspensión de pagos del Banco Nacional y el alza de los precios del café. A lo que se sumó la corrupción y la falta de supervisión que derivó en la quiebra del Grupo Grancolombiano. Ante esto nació Fogafín para hacerle frente al mal período pues podía ser acreedor y otorgar préstamos.
Con la apertura económica llegó la internacionalización de la banca y la competencia que abrió el mercado después de la Ley 45 del 90. Llegó la privatización de entes nacionales y se dio lugar a bancos mixtos y privados, que pasaron de una participación sobre el total de activos del sistema de 7,6% en 1991 a 31,4% en 1998, de acuerdo con el informe Las entidades bancarias en Colombia de la Revista MBA Eafit.
Posteriormente, vino ‘la crisis de fin de siglo’ que según José Antonio Ocampo le costó 6,3% del PIB al país. Con ella cerraron y se intervinieron bancos y corporaciones de ahorro y vivienda debido al mal estado de la Upac, que se agravó por las altas tasas de interés que hicieron que los deudores no cumplieran sus obligaciones. Y llegó el UVR y el 2x1000.
Con la intención de salir de ese episodio nefasto, el nuevo milenio se convirtió en la “banca fortalecida” que describe Junguito de la mano de la solidez de Aval, Bancolombia, Davivienda y Bbva, y otros bancos pequeños quienes se apalancaron en fusiones y movidas empresariales que se convirtieron en el modo lo que impulsó el sistema financiero, pues estos gigantes locales también se expandieron a Centroamérica y a otros países de la región.
Con base en esta universalización, en la segunda década de 2000 llegó Itaú, el banco más grande de América Latina, y se produjeron negocios como la compra de la banca minorista del Citibank por Scotiabank Colpatria. Además de la conversión de entidades de financiamiento en pequeños bancos especializados, principalmente, en microcréditos que componen hoy los 25 del sector local, el cual le apunta a una mayor regulación para vigilar los movimientos de los conglomerados.