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El tren del desarrollo no puede parar
jueves, 16 de febrero de 2023
A pocos meses de las elecciones a la alcaldía, es importante no mirar atrás con retrovisor y construir sobre lo construido para consolidar el rol económico protagónico de Barranquilla
LR
Pocas ciudades pueden mostrar la evolución que ha logrado consolidar Barranquilla en las últimas dos décadas, pues de una participación porcentual mínima en el PIB nacional, de 2%, hoy coquetea con 5%, un crecimiento económico y productivo que es fruto de las acertadas decisiones en su historia reciente, que ponen de manifiesto la necesidad de no perder el rumbo y, ante todo, guiarse por el principio de construir sobre lo construido de cara a las elecciones para tener nuevo alcalde y gobernador que se avecinan este año; no hay que mirar atrás con retrovisor, por el contrario, el tren de los cambios no se debe detener, ahora que anda a buena marcha y que sus resultados son palpables tanto en los planos regional como nacional; Barranquilla está llamada a expandir su rol protagónico en la economía, ese que ha impulsado en el Atlántico un crecimiento de 7,5% para el tercer trimestre de 2022, el segundo más alto del país después de Bogotá según el Dane, y para que esta promesa del desarrollo se siga cumpliendo es imperativo que se materialicen obras, inversiones y proyectos de gran envergadura, acordes con el talante y la visión de verdadera capital del Caribe, que por años han estado sobre la mesa en la discusión nacional y han puesto a soñar a los barranquilleros y atlanticenses, como el denominado tren regional del Caribe, que busca conectar a los departamentos de Bolívar, Magdalena y Atlántico mediante un sistema eléctrico, con una inversión calculada en US$1.500 millones y que tiene a los tradicionales barrios de Las Flores y a Soledad como dos de sus ejes; en esa misma línea, aparece el puerto de aguas profundas, necesario para el ingreso de buques de gran calado y un manejo de carga más eficiente, que permita ampliar de manera significativa la capacidad de transporte y el posicionamiento de la ciudad como nodo logístico, conectado con otros viejos clamores latentes para una población que decidió volcar su mirada a su vocación ribereña, como el dragado y mantenimiento del canal de acceso al puerto y el plan de navegabilidad del Río Magdalena. La recuperación de la ciénaga de Mallorquín y la consolidación de un proyecto de vivienda con criterio sostenible, afín al concepto de biodiverciudad, también se inscribe dentro de esas obras que reclaman gestión en los años venideros; tal es el caso del tranvía o tren ligero que se ha ventilado como solución a la movilidad urbana, con visión de articulación con los municipios conexos, y, por qué no, pensar en una alternativa de metro como los de las grandes capitales del mundo; paralelamente, se requieren esfuerzos para mejorar la calidad de las universidades y para contar con una mejor red de clínicas que ofrezca una atención de primer nivel, ítems de una lista que se requiere resolver para que Barranquilla se proyecte como una verdadera área metropolitana, con un liderazgo económico y productivo que la posicionen como la capital y polo de desarrollo del norte de Colombia, sin soslayar aspectos sociales y de seguridad que de igual forma se deben abordar; porque se pueden mencionar numerosas iniciativas, pero el reto es sacar estas ideas del terreno de la utopía y convertirlas en hechos, y ojalá la pelea por la Alcaldía esté regida por este impulso, de construir sobre lo construido y no desandar el camino, que no ha sido poco y tiene a todos hablando bien del dinamismo barranquillero.