El motor social y económico que es la capital

En Bogotá no se produce café ni petróleo, dos de las columnas más importantes para las exportaciones. Aun así, la capital representa 25% del PIB general, es decir, aporta más de $425 billones de los $1.700 billones que vale la economía nacional. Si se viera en dólares, se trata de una región de US$115.500 millones, cercano al PIB de Guatemala (US$150.000 millones) o arriba del de Costa Rica, Panamá o Uruguay (los cuales cada uno no superan los US$95.000 millones).

En conclusión, la ciudad más grande del país es un ecosistema de servicios, donde muchos ven oportunidades y por eso trasladan sus metas de vida para construir. Es el lugar también donde están los mejores colegios: de los 10 con mejor puntaje en el Col-Sapiens, seis son bogotanos; y de las 100 universidades más influyentes en América Latina, siete se localizan en esta capital universitaria. En algún momento se resaltó el papel de estar a “2.600 metros más cerca de las estrellas”: una ciudad de altura que también tiene el mapa de las representaciones diplomáticas, un macromundo de entretenimiento, comunicaciones, o por qué no decirlo, seis de los 10 restaurantes colombianos en Latin America’s 50 Best Restaurants, están entre Chapinero y Usaquén.

Ese tamaño económico se traduce en liderazgo sectorial y sofisticación productiva. Bogotá concentra casi la mitad de la actividad financiera del país (49,4%), 42,3% de la información y las comunicaciones, y 41,2% de las actividades artísticas y recreativas. Esta participación revela que no es sólo la capital administrativa, sino el centro del conocimiento, la tecnología, los servicios y la cultura de Colombia, por eso algunos la ven como ciudad de 24 horas, donde pasa todo y hay mercado para cualquiera. Hasta el movimiento cultural, deja que hay casi un evento por día, y $15 billones al año en espectáculos en vivo.

El panorama macroeconómico acompaña esa vocación de actividad. Entre enero y julio de 2025 la inflación acumulada en Bogotá fue de 4,3%, 0,4 puntos menos que un año antes y muy por debajo del 7,4% de 2022. La tasa de desempleo anual para julio de 2025 se ubicó en 9%, una de las 10 cifras más bajas, y en el trimestre móvil mayo-julio cayó a 8,5%, el menor en 18 años, según el Dane. Uno de los indicadores más positivos es la reducción de la pobreza.

Durante el primer año del alcalde Carlos Fernando Galán, la pobreza monetaria descendió 4,6 puntos porcentuales, pasando de 24,2% a 19,6%, y la pobreza extrema de 5,9% a 4,2%. Más de 352.000 personas salieron de la pobreza y otras 134.000 dejaron de estar en pobreza extrema en 12 meses. En términos nacionales, una de cada tres personas que supera la pobreza en Colombia lo hace en Bogotá. El liderazgo de la capital también se refleja en la calidad del empleo; con una informalidad de 35,5%, la más baja del país y 19,5 puntos por debajo del promedio nacional, Bogotá es la ciudad con mayor proporción de trabajadores con acceso a prestaciones sociales.

Esto es posible gracias a un tejido empresarial resiliente, 425.194 empresas activas, un incremento de 0,5% frente al año anterior, según la CCB. Esos buenos datos obligan a un fuerte control de la agenda de obras como el Metro, proyecto que incrementará en 0,4 pp el PIB distrital durante sus años de ejecución, un impacto equivalente a la suma de las economías de Guaviare y Guainía. Pero también a mejorar los lunares que inquietan a los habitantes como el homicidio o la inseguridad, sin contar las dificultades de movilidad.