Cooperar para construir un futuro sostenible

Presidente de Bancolombia

Las desigualdades sociales, la situación ambiental, el lento crecimiento económico y las persistentes migraciones son solo algunos de los desafíos que nos demuestran a diario que el desarrollo sostenible solo es posible a través de la cooperación y la colectividad.

Si lo miramos en perspectiva, estos diferentes desafíos no conocen de límites geográficos ni estratos socioeconómicos. Situaciones como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la contaminación del aire y el agua, son el vivo ejemplo de que las crisis pueden estar influenciadas por las actuaciones de un país u otro, pero sus efectos son globales y nos afectan a todos. De allí, que su abordaje deba ser compartido.

En este camino de progreso, la cooperación entre diferentes actores ha demostrado ser un pilar para el desarrollo sostenible, pues en la medida en que haya más intercambio de información, tecnología y movilización de recursos, más oportunidades abriremos para transformar nuestra realidad y visión de futuro.

Por ejemplo, sin el poder de la colectividad, en el año 2022 la Ayuda Oficial al Desarrollo de la Ocde no hubiese podido alcanzar su máximo histórico en los últimos 10 años, con US$287.000 millones donados por países industrializados a aquellos en vías de desarrollo, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. O la Inversión Social Privada en Colombia no hubiese podido alcanzar $8,5 billones a julio de 2024.

Estas cifras, representan electricidad, atención médica, comida en la mesa y un sin número de necesidades básicas satisfechas para millones de personas.

Con esto quiero poner una reflexión sobre la mesa: en un mundo que pasa por un momento de incertidumbres, en plural, la cooperación entre las empresas, las instituciones y los gobiernos se convierte en el mejor camino para cerrar las brechas sociales y mejorar la calidad de vida de las personas.

De allí, la importancia de que todos tomemos conciencia sobre el impacto que generamos, nos hagamos cargo de nuestros efectos y sumemos esfuerzos colectivos.

Un buen ejemplo de esta cooperación efectiva son las sinergias que estamos realizando en el sector financiero para impulsar el desarrollo sostenible: por ejemplo, con el aporte compartido al fortalecimiento de la inclusión financiera para reducir la pobreza y promover la prosperidad; el reciente Pacto por el Crédito, con el que buscamos dinamizar sectores productivos que son claves para el crecimiento económico; o la adhesión a organismos internacionales, como el Glasgow Financial Alliance for Net Zero (Gfanz), mediante el cual diferentes bancos nos comprometemos a movilizar la transición hacia una economía baja en carbono.

Estoy seguro de que el camino hacia un mundo mejor no se recorrerá en solitario, por lo que los invito a que la COP16 sea un lugar de encuentro de las ideas y la cooperación para que trabajemos juntos por ese futuro con desarrollo sostenible para el bienestar de todos.