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La ciudad vive un nuevo repunte con el turismo gastronómico

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Por primera vez la industria gastronómica superó la línea de dos puntos del PIB de Medellín por las inversiones de nuevos restaurantes y cocinas premiadas a nivel global

Joaquín Mauricio López Bejarano

En los últimos años, Medellín se ha transformado desde su identidad turística hacia un destino culinario de primer nivel. Las cifras lo confirman: en 2024, el turismo creció 23 % con respecto a 2023, recibiendo 1,8 millones de visitantes por el Aeropuerto José María Córdova. De estos, 59% fueron extranjeros, lo que supera el millón de turistas internacionales solo por vía aérea. La ocupación hotelera cerró cerca de 69%, y las viviendas de renta corta superaron 60%.

Ese flujo creciente ha coincidido con un repunte en la oferta gastronómica local. Medellín ya no es solo una ciudad para comer en cadena o comida tradicional: hoy luce propuestas arriesgadas, investigativas y elegidas por viajeros en busca de experiencias auténticas. La gastronomía evoluciona y se consolida como un atractivo turístico de peso.

Carmen Medellín lleva 16 años en la vanguardia de la cocina contemporánea. Con un fuerte componente social, trabaja con proveedores locales a través de proyectos de investigación e integridad productiva. Su apuesta por productores conectados, procedimientos éticos y platos con identidad convierte cada comida en un impulso al entorno local.

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Zombra, creado por el chef bogotano Pablo Naranjo, es otra propuesta reveladora. En una casa con terraza en la calle 10a de El Poblado, presenta un menú degustación y a la carta que fusiona sabores familiares y globales con insumos locales. Inspira platos como goulash en homenaje a sus abuelos húngaros, tapas especiadas con canela o cúrcuma cultivadas en Colombia, y combinaciones que reflejan su paso por la India y París.

Otra experiencia emblemática es Test, un restaurante pequeño con barra compartida entre cocina y coctelería. Su ambiente íntimo y cercano encarna la llamada “Cocina de Entorno”, sustentada en productos de Antioquia y otras regiones colombianas. Garantiza trazabilidad, comercio justo y frescura responsable, mientras promueve los emprendedores locales.

Desde mayo de 2019, Idílico es una realidad gastronómica que celebra sabores locales. Su fundación por Yeison Mora y Cristián Salazar se traduce en un viaje por la despensa antioqueña. Su oferta es flexible: sin menú fijo, depende de la disponibilidad del producto y de las estaciones. La hospitalidad, el trabajo en equipo y la prioridad al producto cercano definen su sello.

Por último, X.O., surgido en 2020 como parte del Grupo Carmen, destacó a Medellín al entrar a la lista Latin America’s 50 Best Restaurants. Su menú de tiempos, preparado frente al comensal, destaca pesca sostenible y platos como camarones con puré de macadamia o langosta con koji beurre blanc. Los chefs Mateo Ríos y Sebastián Marín trabajan con pequeños agricultores, buscando ingredientes que revelen el rigen del producto.

Y recientemente Salvaje aterrizó en el rooftop del Hotel Tribe con una propuesta de cocina japonesa fusión, que mezcla técnicas niponas con sabores latinos y mediterráneos. Su coctelería de autor y su enfoque en platos para compartir hacen de este restaurante una experiencia gastronómica sofisticada.

El salto desde la propuesta de carne tradicional

Don Diablo se ha consolidado como el steakhouse de carnes maduradas en seco 100 % colombianas. En 2024 estrenó un espacio renovado y un concepto de almuerzo informal con charcutería artesanal, sándwiches gourmets y su famosa cava de maduración en seco, reivindicando la res nacional y la carne criolla. Estos proyectos reflejan cómo la ciudad ha evolucionado: de destino emergente a epicentro gastronómico. La oferta se ha sofisticado, pero sin perder sus raíces. Cada restaurante es un ejercicio de autenticidad que combina la pujanza paisa.

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