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Las lecciones paisas a la economía

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El espíritu empresarial antioqueño va más allá de los US$60.150 millones que aporta al PIB nacional, hay una cátedra de hacer negocios con ética y progreso comunitario

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Para el Dane, la economía antioqueña es 15% de los más de US$400.000 millones que vale el PIB colombiano, es decir, una región que mueve más de US$60.150 millones. Pero esa cifra se queda corta: el espíritu empresarial antioqueño puede ser mucho más alto, pues miles de empresas en todos los rincones del país son de sangre antioqueña. La historia productiva de Colombia tiene una génesis que enorgullece a la cultura paisa, a sus casos de éxito y a los aportes que llevaron su territorio al desarrollo.

Esos logros indiscutibles en todos los sectores se deben, uno, al optimismo que les permite ver oportunidades donde otros ven crisis; dos, a la pujanza, que se traduce en un ritmo de trabajo firme y constante; tres, a la persistencia frente a contextos adversos; cuatro, a la humildad: es gente que llega pequeña y se hace grande, sin perder el sentido de comunidad; y cinco, al trabajo en confianza, un valor invisible pero fundamental que se respira en las relaciones entre empresas, proveedores, socios y colaboradores.

Es una región donde sus empresarios les abren las puertas a los nuevos emprendedores. Casi que hay una economía circular que puede definir el cómo operan los negocios que comienzan: quienes fueron apoyados un día, mañana jalonan a otros. Esta solidaridad empresarial ha permitido que Medellín y su entorno sigan generando empleo, de hecho es la ciudad con la tasa de desocupados más baja del país, menos de 8% y lejos del promedio nacional, sofisticando su base productiva y exportando valor agregado.

La capital antioqueña y sus municipios aledaños (Envigado, Itagüí, Sabaneta y Rionegro, entre otros) conforman uno de los clústeres industriales más importantes del país. Desde textiles y confecciones hasta tecnología, salud, alimentos procesados, infraestructura, energía y servicios financieros, la región ha diversificado su aparato económico sin perder identidad.

Medellín es hoy un nodo de innovación que trasciende lo nacional. Su apuesta por ciencia, tecnología e industrias creativas le ha permitido atraer inversión extranjera y consolidarse como una ciudad referente en América Latina.

Ese dinamismo se refleja también en las cifras. Antioquia concentra cerca de 12% de las exportaciones del país. En 2024, más de 4.000 empresas vendieron bienes y servicios en el exterior, muchas de ellas Mipymes, lo que demuestra una mentalidad global en todos los niveles.

El departamento también lidera indicadores de bancarización, creación de empresas, digitalización y sofisticación logística. En tiempos de incertidumbre macroeconómica, con desafíos fiscales y bajo crecimiento nacional, Antioquia ha mantenido una senda de desarrollo estable.

Mientras el PIB nacional subió 2,7% en el primer semestre de 2025, la economía antioqueña creció por encima de 3,7%, impulsada por la construcción, la industria manufacturera, los servicios empresariales y el turismo.

La ejecución de megaproyectos como el Túnel del Toyo, Puerto Antioquia o las concesiones 4G también refuerzan su papel estratégico en la integración nacional y la conectividad con el comercio exterior. Lo que realmente distingue a Antioquia, sin embargo, es una ética empresarial coherente: aquí no solo se mide el éxito por las utilidades, sino por el impacto.

Las empresas invierten en educación, en desarrollo rural, en movilidad, en cultura y en equidad. Hay una conciencia clara de que el crecimiento económico es inviable si no se traduce en bienestar colectivo.

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